“La adicción al placer sexual, es tan fuerte como la adicción a la heroína”.
Consumir pornografía nos modifica nuestra afectividad.
Sepamos por qué:
Tanto la persona adicta al porno como su entorno más próximo, terminan por estar contaminados de los efectos perniciosos del consumo de pornografía.
Es una adicción que llega hasta el sistema nervioso cerebral y el sistema hormonal, alterando de manera permanente sus niveles de dopamina y adrenalina.
En la actualidad existen más de 800 millones de Webs X, de fácil e infinito acceso y mayoritariamente gratuitas.
- El estreno para empezar a ver pornografía on-line comienza hacia los 10 años de edad o menos.
- El porno forma parte del 58% de los divorcios.
- Las infidelidades en las parejas se multiplican en un 300%, tras el inicio del consumo de pornografía.
- Las grabaciones pornográficas no son grabaciones de sexo normal. Habitualmente sus usuarios son personas insensibles a las conductas sexuales por amor y necesitan violencia bipolar vinculado al machismo/sumisión, acompañada de expresiones irreales tanto anatómica como intencionalmente.
- Junto a los consumidores, se ha detectado que aumentan significativamente las agresiones y los delitos sexuales de manera espontánea o cronificada.
- Detrás de las productoras pornográficas, hay un mundo amplísimo de negocios turbios. Explotación de menores, mujeres y hombres necesitados de dinero, trata de personas, capitalistas e inversores del mundo de la droga y las armas y el blanqueo de capitales. Una fina línea al margen de la ley unifica estos negocios y las personas que los lideran.
- Hay actores que empiezan grabando porno como una opción personal y acaban actuando por FUERZA MAYOR.
- Hay grabaciones de no profesionales sino de amateurs, que rozan la línea del delito sexual y que las permiten los propios protagonistas tan solo por dinero.
- En España, el 46% de los varones entre 14 y 17 años ya han visto pornografía al menos una vez, y de ellos el 37% lo consume semanalmente.
- La industria pornográfica produce beneficios de 13 billones de dólares al año.
- El consumo y la adicción a la pornografía modifica el pensamiento y las conductas relacionales de quienes lo consumen. Sean adolescentes con o sin novia, adultos solos o con pareja o padres de familia.
La modificación de sus conductas abarca desde los protagonistas y sus más allegados:
Normalmente una persona empieza a consumir pornografía por curiosidad malsana. Pero, poco a poco, se da cuenta de que puede servirle para superar conductas que le producen estrés a través de su consumo.
En el fondo, el iniciado en porno cree de manera inocente que la pornografía solo le sirve para pasárselo bien un rato, para liberar estrés, evadirse de los problemas personales y del entorno, cuando las cosas no le van todo lo que bien que él querría. En definitiva es “una forma divertida de desconectar en solitario”.
La sociedad también ayuda a pensar que consumir pornografía no perjudica seriamente la salud. Mientras no pierdas el control y mientras lo conserves, es una manera más de divertirse eligiendo el cómo, el cuándo y el con quién quieras, gracias a la ayuda de la pornografía.
Este mensaje es el comienzo del fin… de la alegría y de la libertad del consumidor pornográfico, porque su consumo llega a engancharle tanto como una droga.
Si tenías novia o pareja, terminan dejándote. Si eras alegre, social y divertido, acabas perdiendo la alegría de vivir de manera inconsciente.
Por este camino se genera la tormenta perfecta para el desafecto personal:
Tienes un producto de fácil acceso y gratuito que te encierra en ti mismo. Y te hace mentir y ser el egoísta que nunca fuiste, para así poder seguir consumiendo.
Empiezas a consumir solo y terminas por obsesionarte por estar solo para consumir más y con más frecuencia. Por lo que dejas de ser sin darte cuenta la persona que antes eras.
Son los mismos síntomas que el adicto al alcohol, drogas o el juego. Por qué la adicción al placer sexual encierra el mismo mecanismo tanto cerebral como hormonal que las demás adicciones.
Cuando empiezas a ser consciente de que no puedes evitar dejar de pensar en su consumo y que necesitas vivir una doble vida tanto de día como de noche. También empiezas por maltratar tu parte más íntima para terminar por maltratar a todas las personas reales que ya solo las ves como una imagen animada o como un objeto de deseo y consumo para tu propio placer sexual.
¿Por qué perdemos el control con el consumo de pornografía?
El consumo en los hombres hace que liberen no solo grandes cantidades de dopamina, sino también de testosterona a costa de tener que reducir los niveles de la serotonina.
Se crea una tormenta química perfecta, con efectos similares al consumo de heroína. Y donde tu cerebro por necesidad de la estabilidad fisiológica reduce el tamaño de la región cerebral donde reside el autocontrol.
A partir de esta falta de control, tu cerebro te pide más y más consumo tanto en cantidad como en calidad de experiencias cada vez más estresantes.
El cuerpo se resiente en su capacidad de dormir, de distinguir lo real de la fantasía, el bien del mal tanto en acciones como en reacciones.
Esta necesidad de saciarse, para el cerebro no siempre es buscando el placer a corto mediante la masturbación, sino que en muchos casos solo busca la sensación de alta y larguísima excitación psicológica con o sin un orgasmo y, sin embargo, sin la aparición de las endorfinas que se liberan tras un orgasmo natural y pleno que sí se produce a través de la comunicación con otra persona y no a través de imágenes continuadas de una realidad simplificada, modificada e irreal.
El consumo de pornografía no es irreparable, podrá ser vencible o no según la edad, antigüedad de consumo y la frecuencia de uso.
Existe ayuda especializada para cambiar de propósito en la vida y poder salir de esta dependencia química, de la que normalmente solo por uno mismo no se consigue salir.
Hay muchos medios al alcance de quien pida ayuda: Asociaciones de Sexólicos Anónimos, medicación antidepresiva y ansiolítica, terapia personalizada y la fe como las mejores herramientas que hoy en día existen para volver a ser una persona sana física y mentalmente, con buen humor, libre y con los pies en el suelo y, sobre todo, feliz.
Creer que tienes una vida aceptable a través del mundo de la pornografía es un error de percepción saludable. Entrar en el mundo de la pornografía es entrar en el lado más oscuro de tu propia vida en solitario.
Para poder cambiar los propósitos y los motivos para vivir, las personas adictas deben estar preparadas para el gran esfuerzo de ”querer conseguirlo”, ya que resetear el cerebro y reeducar el corazón es costoso y complicado, puesto que esa forma de mirar y pensar que se adquiere, hay que volver a darle un sentido nuevo llenando ese tiempo anterior de consumo a la pornografía con un tiempo pleno de otras cosas más significativas que le hagan no sentir y olvidar “el mono” por la abstinencia total al consumo X.
Sara Pérez-Tomé
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