Testimonio – Adicción a la pornografía

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Testimonio – Adicción a la pornografía

pornografiaMe gustaría compartir contigo una parte de la historia de mi vida íntima, que desearía no haber pasado. Espero al menos que con mi escrito pueda ayudar a otras personas a salir del mismo agujero o a no llegar a entrar….  nunca daré por válida mi experiencia personal:

 

A partir de los 8 años, comencé a notar que veía a las mujeres de un modo distinto que antes, cuando era más pequeño.

Me atraían las revistas que había en mi casa… con algunos desnudos femeninos. Más adelante, también encontré por ahí alguna revista pornográfica y empecé a sentir la necesidad de ver ese tipo de revistas en las que aparecían ese tipo de mujeres.

A partir de los 15 años, descubrí la masturbación y, después de experimentar en solitario durante largos ratos, empecé a acompañar esta actividad íntima con algún material erótico que caía en mis manos… anuncios de lencería femenina, de perfumes etc.

Me convertí en un chico muy solitario, nada popular en el instituto. Pero seguía sintiendo una gran atracción por las mujeres y por el cuerpo femenino que veía en la calle, en la playa…

Fui creciendo y comencé a comprar yo mismo revistas con contenido erótico. Comprar estas revistas era para mí un ritual, quería encontrar la mejor, era como un juego de caza.

Luego, a solas, me entregaba a la búsqueda y elección de la mejor foto, me transportaba a un lugar donde no había soledad, tristeza ni problemas. Era como un sueño y todas esas chicas me sonreían. Buscaba de manera permanente el tiempo, que cada vez necesitaba con mayor frecuencia, para quedarme solo con mi “juego” favorito.

En la universidad, me eché novia y eso quedó olvidado. Sin embargo, en determinados momentos de aburrimiento, soledad, enfado, estrés, cansancio, o cuando tenía una temporada con sentimientos negativos por problemas en casa o con los estudios, recurría a mi automedicación para evadir mi sufrimiento: “consumir porno”. Después me sentía mal conmigo mismo, con mi secreto y  con mi material siempre escondido.

Llegó un día en que comencé a trabajar y me casé pero pasaba la semana solo, en un hotel. Allí, aparte de las llamadas a mi mujer, lo único bueno eran los ratos viendo y repasando mi material de porno almacenado.

Un par de años más tarde, mi situación no había mejorado. Pasaba muchas horas solo en casa y, como no había cultivado otros modos de diversión, pasaba muchas horas frente al ordenador, buscando la imagen perfecta o el vídeo perfecto, que culminaba en la masturbación.

Cada vez necesitaba aumentar la frecuencia y el tiempo de exposición a todo aquel contenido erótico. Se convirtió en una obsesión morbosa disfrazada de “pasatiempo”.

Empezó a traerme también consecuencias negativas externas a mí:

Sueño en el trabajo o falta de intimidad con mi esposa pues yo ya no estaba tan receptivo e involucrado.

Ante estas consecuencias tan negativas que no sólo me afectaban a mí, decidí intentar dejar ese mal llamado “entretenimiento de adultos” pero ya era tarde: me había hecho un adicto al consumo de pornografía y tenía que seguir mintiendo con mi “juego” sin poder evitarlo.

Sin haberme dado cuenta, el ver y buscar porno se había convertido en lo que más me gustaba hacer. Así, a pesar de mis intentos de dejarlo, experimentaba continuas recaídas.

Me hacía el firme propósito de no recaer (lo mejor para no recaer es descubrir por uno mismo que es más fácil ser fiel el 100% de las veces a tu pareja que solo el 99%). Así que tiré toda mi colección y me puse filtros a Internet. Aun así, ¡no fue suficiente!

Ya siendo más consciente de tu adicción, te sientes desesperado porque el problema te supera, no tienes el control y, además, no tienes otro modo de superarlo que recurriendo a lo de siempre. Lo intentas una y otra vez, sin éxito.

 

Hoy quiero deciros que: de esto se sale si estás acompañado. A la pornografía entras solo pero no se puede salir solo. Sales de ello si le das la mano a muchas personas que te pueden ayudar”

Si reconoces humildemente que tienes un problema social y de comportamiento personal, debes comunicarlo a un especialista que sepa y pueda ayudarte. En mi caso, acudí al equipo del Gabinete Sophya y confié mi problema a su directora, Sara Pérez-Tomé. A partir de ahí, empecé a dar pasos certeros hacia mi liberación…

A mí me ayudó el decírselo a mi mujer y, sobre todo, mi re-encuentro personal con la fe, que había tenido abandonada desde hacía mucho tiempo.

Tanto la ayuda espiritual como la psicológica, me ayudaron a salir de este gran mal en el que yo me había metido a escondidas y en solitario.

A veces, este problema es una consecuencia de otro anterior, cuyo origen es una personalidad ansiosa u obsesiva, con trastornos de déficit de atención e hiperactividad, TOC u otras adicciones… Por eso, es primordial un buen diagnóstico psicológico y, si es necesario, también un tratamiento farmacológico.

De este gran mal se sale, pero acompañado.

R.S.S.

Amigos y seguidores del Mundo de Sophya, casos como este nos llenan de orgullo. Salvamos a la persona y eso es siempre nuestro objetivo.

Detrás de una adicción a la pornografía, hay una persona sin voluntad ni autoestima que solo ve cuerpos y no mujeres en su día a día. Es un coleccionista de imágenes de mujeres que le atrapan en fantasías fuera de su mundo consciente.

La persona que consume pornografía tiene dos necesidades opuestas, de las cuales no puede liberarse por sí mismo:

  • La necesidad imperiosa de sentir cada vez mayores sensaciones.
  • La necesidad mental de huir de esa sobrecarga emocional tan tóxica.

Esto convierte a la persona en un fantasma, tanto en su vida laboral, como en su vida familiar, social y personal.

 

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Bibliografía:

 

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Comment ( 1 )

  • Andrei Filatov

    Excelente tu documental muy bueno me identifiqué muchísimo sobre todo con las revistas necesito ayuda. Soy de Venezuela

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