Hijos sin amor ni sexo, solo por encargo y sin sentirnos

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Hijos sin amor ni sexo, solo por encargo y sin sentirnos

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El paso siguiente a tener sexo sin que exista amor es tener hijos sin necesariamente tener sexo.

La tecnología y la ciencia nos lo permiten, pero nuestra alma y corazón ¿lo podrán resistir bien?. Entre la ciencia y la tecnología a la hora de tener hijos, no existe una relación de amor sino de desamor. Es más el amor puede enturbiar su eficacia prevista.

Tener hijos sin antes habernos amado produce una entropía interna difícil de resolver ni siquiera con el paso del tiempo.

Tener hijos sin tener sexo, roce corporal y sentimientos afectivos intra-conyugales es ya una realidad incipiente, basada en avances científicos que no consideran necesaria la afectividad como parte del proceso pro-creativo.

Esta no correlación entre el sexo y la decisión de tener hijos suele producir pensamientos divergentes que aparentemente están basados en ideas no tradicionales y aparentemente creativas pero que en el caso de la naturaleza no es fácil de poder implantar de manera lógica sin coste alguno para el pensamiento humano.

Parece como si hablar de fecundar y hablar de procrear fuera lo mismo ya que los dos conceptos están basados en la potencial fertilidad de la especie humana.

«Pero igual que las especies animales y vegetales no procrean sino que fecundan, pues los hombres aunque puedan científicamente fecundar inevitablemente procrean»

Por eso cuando las personas procrean como si fecundaran, se produce una especie de fuga interior en la parte espiritual de la persona que al dejar fuera de juego la aventura de la vida procreada, su pensamiento se transforma en un razonamiento ilógico y divergente porque se queda incompleto de todo lo que el hombre puede dar a través de la procreación y que la fecundación sin intervención humana,  no puede dar.

¿En qué medida nos afecta a nuestra vida cotidiana que nos permitamos vivir asumiendo algunos avances científicos aunque puedan contradecir nuestra forma lógica de ampliar nuestra especie y no reducirnos a la manera de las otras especies?

Unirse dos personas para procrear un nuevo hijo sin tener en cuenta la afectividad de ambos y entre ambos,  hace que las etapas aparentemente lógicas que se necesitan para llegar a tener un hijo estén vacías del calor de la humanidad y sin embargo inundadas de  la frialdad y la perfección de la propia de la tecnología.

«La fecundidad y efectividad científica para fecundar un hijo exige un modelo de tecnología que vacía de contenido nuestra afectividad»

La fecundación es pura técnica, alta efectividad y nos genera razonamientos divergentes en cuanto a la posibilidad real de traer un hijo al mundo sin rozarnos y sin sentirnos. La fecundidad afectiva sin emocionalidad no requiere de compañía, por lo que además es poco fértil efectivamente hablando porque no necesita de la sociabilidad entre dos.

La procreación  es pura naturaleza,  altísima afectividad y  ambas nos ayudan a construir pensamientos convergentes y lógicos que nos den la seguridad y la autoestima necesaria para asumir responsablemente un hijo con todo nuestro corazón, con independencia de la perfección de sus dotes genéticas. Cuando procreas, salvo casos especiales…, nunca estas solo porque están implicadas dos cuerpos y dos voluntades que se necesitan entre si para tener un hijo.

¿Tienes previsto poner limites a la ciencia y a la tecnología a la hora de tomar la decisión de tener un hijo a cualquier precio?
¿Sabes valorar tu potencial procreación sin ir en detrimento de tus valores invisibles?
¿Quieres crecer como persona a la hora de tener un hijo o quieres solo crecer y multiplicarte como el resto de las especies de la tierra?

El nuevo hijo además de la carga genética necesita de sus padres junto con su roce y su cariño. Si este hijo solo recibe su carga genética, es difícil que el nuevo hijo pueda asumir sus propios fracasos y los de los demás a lo largo de su vida.

Se le diseñó para ser un encargo perfecto y recibió tal encargo sin calor humano. Y esto es lo que conoce desde que se le fecundó y nació

«Decir no al sentimiento te hace ser más eficaz aunque no seas más feliz, porque los sentimientos no son prioritarios…»

 

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Comment ( 1 )

  • Cristina Blanco

    Qué difícil es muchas veces explicar estas cuestiones y que fácil resulta leyendo tu post. Muchas gracias, Sara!!!

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