La lectura como diversión y placer puede provocarnos «aprendicitis emocional aguda»
Si quieres ser más grande por dentro, saber más y ser más tolerante con las personas y sus circunstancias, nunca dejes de leer por placer y diversión, si por el contrario no quieres crecer interiormente y
no quieres salir de tu zona de confort entonces, ¡no leas…más!
Ir al cine o al teatro no sustituyen a la lectura un libro, porque en el libro las cosas pasan como tú te imaginas que pasan mientras que en el cine o en el teatro las cosas y los personajes son como quiere que sean la productora, tú solo aprenderás recibiendo una versión particular de la historia vista y elaborada por otros en donde no estás tú y tu imaginación, en definitiva ver cine o ir al teatro es otra cosa.
Cuando lees un libro es como si bailaras yo y el autor unidos por una misma historia y donde el autor me permite a mi dejarme llevar por una misma melodía de amor, de ciencia ficción, de intriga, de viajes…
Bailar en pareja o leer un libro tienen en común mucho más de lo que nos parece. Un libro puede llegar a enamorarnos de la historia que leemos y de cómo la queremos vivir en nuestra mente.
Si quieres combatir la soledad y el aburrimiento, pon un buen libro entre tus manos y vete meciendo las paginas en el silencio que produce el ensimismamiento que te pueda estar inspirando la historia que el autor ha creado solo para ti.
La historia de un libro, es tu historia desde el principio hasta el final
Si uno quiere aprender a escuchar y entender a los demás mejor, pon un libro en tus manos y descubrirás que los juicios de valor hacia los demás no suelen ser justos, la vida de los demás no es de tu propiedad y siempre te faltan datos particulares suficientes para no poder juzgarles sin equivocarte. Tus juicios de valor te alejan de poder comprender a los otros.
Leyendo libros aprendes a inmiscuirte en vidas ajenas que debes aprender a respetar aunque pienses de manera diferente.
«Cuando uno lee no se aleja de los demás porque siempre encuentra motivos para admirar «en algo» la vida de los demás sin tener que sentenciar o juzgar a nadie»
«Cuando uno lee, tiene que pesar mucho más el placer que la obligación». Cesar Bona. Zaragoza 1972. Maestro, candidato al Nobel del Profesorado. (Global Teacher Prize)
Las nuevas tecnologías no se lo ponen fácil a los padres porque las pantallas no nos dejan enseñar a nuestros hijos el verdadero valor de lo invisible que les puede permitir descubrir si tienen un libro entre tus manos en vez de una pantalla.
¿A qué niño no le gusta que sus padres le lean un cuento?
¿A cuántos adolescentes se les ves enganchados leyendo un libro?
Si no aprovechamos la curiosidad de la infancia para sembrar la idea de que el placer de leer es también una forma de seguir aprendiendo mientras te diviertes es difícil que los jóvenes lean sin que vean la lectura solo como una obligación.
Hay placeres instaurados entre los jóvenes que les enganchan aunque no les aporten ni efectos positivos ni crecimiento personal pero que actúan sobre ellos como aceleradores y desinhibidores sociales.
¿Por qué no intentamos convertir la lectura en un acelerador de crecimiento personal y un nuevo desinhibidor cultural que nos de placer y divierta?
Convertir la lectura de un libro en un acto íntimo y personal que produce en cada lector un acto liberador de tensiones y de miedos personales a través de posibles y variadas historias escritas por otros.
Si en una casa no hay un padre o una madre que leen de manera habitual, los hijos solo relacionarán los libros con el colegio o la universidad y no verán en ellos un modo diferente de divertirse.
Si en una familia no se dedica tiempo para ir una tarde de compras de libros no es posible ver como diversión y placer en la lectura de un libro. La diversión ya comienza desde que te pones a elegir un título entre muchos, le compras y empiezas a leerlo.
En mi Gabinete y durante las Terapias de pareja a la hora de fomentar la cercanía emocional de los dos, suelo recomendar un ejercicio:
Buscar y elegir un libro entre los dos para provocar la cercanía corporal de escucharse el uno al otro leyendo en voz alta una misma historia, la fuerza del encuentro de leer juntos provoca el poder comentar lo que a cada uno le inspira la lectura que tienen entre manos. Esta herramienta es una buena forma de comunicación afectiva y asertiva cuando uno no tiene temas de los que hablar o simplemente ya no se habla de nada.