El populismo buenista familiar, crea un modelo de hijo vacío de madurez

El populismo buenista familiar, crea un modelo de hijo vacío de madurez

Los padres deben querer y disfrutar con el  bien de sus hijos.

Se esfuerzan en protegerles para que puedan tener un buen presente y un futuro mejor. Pero querer el bien presente y futuro de tus hijos, no es comprar su felicidad a cualquier precio.
Los padres deberían ayudar a los hijos a ser felices pero a base de esfuerzo y motivación personal y no a base de  «felicidad regalada buenista». El pan debajo del brazo que cada hijo nos trae es un pan llamado: «autoridad de padres»

Los padres que educan con autoritarismo y poder, son una caricatura de como se deben educar de manera responsable y positiva a los hijos

Nos está invadiendo una cultura de populismo buenista, que convierte la auténtica responsabilidad de educar como padres, en una cultura muy impopular. La mayor virtud de los padres es el saber educar en positivo a sus hijos.  Y el  peor defecto puede ser el de aplicar el populismo dentro de la familia, tiene como  primera novedad que padres e hijos deben reciben beneficios mutuamente y por igual en sus relaciones y sin escalas.
El populismo familiar tiene una segunda novedad y particularidad negativa, y  es que los padres no solo conceden a sus hijos beneficios iguales que para ellos, sino que a sus hijos les prometen siempre ALGO MAS… para con ello poder hacerse mas populares, con el consabido error de llegar a prometer  hasta  lo que no tienen,  pero a cambio  siguen afianzándose en esta mal entendida protección y cariño a los hijos.

«Ya trabajen o no, estudien o no, sean pequeños o mayores, y se lo merezcan o no»

Este tipo de padres buenista se sienten orgullosos de conseguir tener hijos indefinidamente dependientes de ellos para ser felices a coste cero. Algo fuera de la realidad y de la vida de cualquier persona que vive en sociedad. Por lo que este tipo de dependencia ubica a los hijos en un palacio de cristal fuera de la realidad pero muy confortable y fácil de mantener, gracias a sus padres.

  • Los hijos así educados así terminan debilitados por este mundo de regalos y generado por un padre buenista.
  • Los padres que educan así son padres débiles pero no lo saben porque creen que  su  valor como padres reside en tener de manera permanente a sus hijos necesitados de dádivas innecesarias y superfluas, para que así estén siempre con ellos y nos le dejen. Este tipo de padres populistas solo quiere retener y mantener a sus hijos a su lado sobre promesas unas veces reales u otras veces  incumplibles,  pero que someten al hijo a la dependencia eterna de un padre buenista.

Los padres populistas dan un cariño mal entendido. Creen que el hecho en sí de que sus hijos piensen que todo parece posible a su lado es la mejor forma de quererles,  sin caer en la cuenta de que esta forma de quererles convierte a sus hijos en  siervos inseguros, inmaduros y en consecuencia dependientes.
Un hijo dependiente de sus padres no llega a ser nunca un hijo feliz, porque no sabe vivir en libertad. Un hijo así le es imposible soñar y  tener una vida por delante y libre de ataduras materiales de cualquier tipo.
A los padres populistas no les interesa que sus hijos interioricen, saquen conclusiones y sean capaces de decidir por sí mismos. Con cada regalo o dádiva desproporcionada, caprichosa o inmerecida de sus padres en el fondo le estás  dando a tu hijo:

«Un regalo disfrazado de felicidad, pero envenenado de un poder y un autoritarismo que solo genera dependencia indefinida”

No es ético ni estético comprar a tus hijos con regalos y premios permanentes o inmerecidos. Con ellos les estás atando a ti y con ello no les estás dejando volar por sí mismos.
Mientras tu hijo pudiendo ser autónomo y maduro, le hagas creer que te quiere como padre porque te necesita para tenerlo todo, serás un padre populista que maneja a sus hijos con un buenismo que secuestra su voluntad y te hace ser siempre necesario para ellos.
No dejar crecer independiente a tu hijo a cambio de darle una felicidad regalada, hace que siempre puedas tener poder y  control sobre él aunque tenga 30 años, peine canas, este casado o no y tenga hijos.
El padre populista que baña desde pequeños a sus hijos con buenismo.  Es un padre que  nunca les dirá que NO a nada. El padre que no dice nunca no, su hijo solo aprende a decir  SI a todo lo que venga, aunque vaya en su propio perjuicio.

«No conoce el NO, libre de chantajes»

Un hijo educado en el populismo buenista exige que le den todo lo que pide y ALGO MÁS. Porque no conoce otra cosa desde que nació.
El populismo y buenismo familiar convierte a los padres preocupados por la formación en valores, la cultura del esfuerzo y el desarrollo de una libertad responsable, en padres impopulares.
Este tipo de padres impopulares, son padres muy conscientes deben saben decir NO. Pero también deben saber decir SI, con la frecuencia que cada hijo necesite y no más.

Tanto el SI como el NO son instrumentos afectivos y educativos que enseñan a cada hijo a poner límites  y a aceptar sus responsabilidades

Cada hijo, terminará por entender lo que significa un SI y uno NO de sus padres. Y sabe que con ellos está aprendiendo «a  saber lo que hace y a conocer los limites y consecuencias de sus decisiones para que llegue un momento en que nadie tome decisiones por el».
Sus propias decisiones deben ser decisiones adultas y maduras que harán que su vida vaya adquiriendo un peso especifico propio. Y que no le obligará a estar sometido a las decisiones cómodas pero proteccionistas de sus padres.
La renuncia a una vida regalada en exceso, da sus frutos cuando la sociedad reconoce que los hijos educados en la austeridad y la responsabilidad son ciudadanos más libres, responsables y  autónomos.
Los  hijos que solo saben vivir a expensas de su papá y su mamá o a expensas de su  papá Estado, terminan por  no ser modelos a compartir o imitar.
Ser un buen padre no consiste en perpetuarse en el control y el poder de tus hijos regalándoles una felicidad aparente.

Ser buen padre es regalar a tus hijos la libertad interior necesaria para que no tengan que depender siempre de ti.
«La felicidad no se encuentra en la calle, sino que se construye desde dentro la familia y se proyecta en la sociedad»

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Comments ( 2 )

  • Marisa

    No me puede parecer mejor su artículo. Es oportuno, acertado y clarísimo.
    La pena es q hay muchos padres que serán incapaces de entenderlo, porque ellos mismos viven saturados de bienestar y metidos hasta el fondo en una cultura individualista, emotivista y narcisista de donde no saben, ni pueden, ni quieren salir.
    Somos conscientes de que el ejemplo es la más eficaz herramienta educativa. El buen ejemplo educa en lo bueno y el malo …. Pues ya se sabe.
    No obstante, me encuentro a diario padres que descubren, asombrados y agradecidos, nuevas maneras de orientar a sus hijos, a su familia y a ellos mismos, y que acometen la tarea de la educación y de la vida con ilusión.
    El mundo se cambia a pedacitos. Pongamos manos a la obra, cada uno en el suyo.
    Gracias por su artículo.

    • Sara Pérez-Tome

      Que bueno tu comentario Marisa! El mundo se cambia a pedacitos. Con tu permiso esta frase me va a inspirado otro post sobre el matrimonio.
      Muchas gracias por tu apoyo.

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