Cuantos más hombres, mujeres y familias recibo en el Gabinete Sophya, más claro tengo que el maltrato es unisex.
El maltrato que los hombres ejercen sobre las mujeres suele ser diferente al maltrato que las mujeres ejercen sobre los hombres. Tan malo es el uno como el otro.
Ambos rompen el círculo de intimidad, confianza y equilibrio de poder que debe de haber entre hombres y mujeres.
Hombres y mujeres son rechazables cuando pegan o acosan al otro, o en la intimidad del hogar o en la calle, a solas o delante de sus amigos o hijos. Hay hombres que minusvaloran a sus mujeres, pero también hay mujeres que hacen lo mismo, convirtiendo al varón en una figura invisible, no valorado e humillado. En muchos casos, mientras son agredidos por su mujeres, se mantienen inmóviles; no las tocan ni para pararlas, por miedo a las consecuencias.
La agresividad física de la mujer hacia el hombre tiene ventajas legales, y algunas mujeres lo saben.
Una mujer que testimonia la agresividad o violencia de otro hombre puede contar con un cuerpo jurídico que le blinda. El hombre, en cambio, vive esta agresividad casi siempre en silencio porque sabe que, diga lo que diga, no cuenta con la ventaja de la mujer. En principio, no puede esperar que le crean y, en el mejor de los casos, pierde la presunción de inocencia después de una mala explicación de lo que le haya ocurrido.
En cuanto a los hijos, observo también que, una vez han nacido, estos maridos quedan ya amortizados por mujeres enamoradas de sus hijos.
Hay hombres que, por miedo a perder a sus hijos, se les chantajea y manipula y ellos callan, a la espera de que, en el futuro, sus hijos puedan entender lo que ahora en el presente les está pasando a su madre y a él.
Los matriarcados parecían un estilo familiar perteneciente a otros tiempos. Convivió con el patriarcado. Ambos modelos son anti-familia, aunque haya familias que han funcionado así toda la vida. Es una deformación absoluta de la complementariedad entre el varón y la mujer.
Ambos estilos familiares producen un gran dolor tanto en ellos como en ellas, dependiendo de quien sea el que domine y para qué. Hace tiempo, un amigo psiquiatra me dijo que, este tipo de dolor, por muy extremo que sea, puede hacer de pegamento para la pareja. El que sufre el maltrato y lo aguanta, lo hace porque desgraciadamente cree que recibe algún beneficio psicológico.
Este es el grave problema del maltrato. Se entra en un juego psicológico del que ninguno de ellos sabe salir porque queda atrapado en un beneficio psicológico “tóxico”: percibe como beneficioso lo que le está destruyendo.
Este tipo de beneficio psicológico unisex, contaminado de miedo y de un vínculo servil con el otro (vínculo que no te deja decir adiós a la situación), provoca en hombres y mujeres una necesidad igualmente tóxica: se ven abocados a la búsqueda desesperada de un escondite y lo suelen encontrar en el alcohol o en el trabajo, en el sexo o en la pornografía.
Los hombres y las mujeres no son ni un animal de carga, ni un proveedor de placer, de hijos o de dinero.
Convivir con alguien cuya opinión nos importa, mientras haya paz y garantía de bienestar y consumo, es una conducta aprehendida de sus madres y abuelas /de sus padres y abuelos. Ellas y ellos lo vieron vivir así y vieron además como la otra parte lo consentía, según estuviéramos en un matriarcado o en un patriarcado. Frases tales como:
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- “Todos los hombres o las mujeres son iguales”
- “Los hombres no sirven para nada, son las mujeres las que valen”
- “Las mujeres no van a mandar, somos los hombres los que mandamos”
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Hemos recibido una herencia envenenada por todos y para todos, que desvirtúa la auténtica complementariedad y el verdadero acoplamiento entre hombres y mujeres en el amor, el trabajo y el ocio.
Es una trampa ideológica decir que somos iguales o que las mujeres somos menos o más que los hombres.
Es preciso entender que la diversidad de los sexos se corresponde con una complementariedad entre hombres y mujeres, no con la competitividad.
Así podríamos desterrar la herencia viciada del matriarcado y el patriarcado y reconstruir entre todos una sociedad más completa, con todo lo que cada parte pueda aportar.
gran artículo plasmando la realidad de la situación que vivimos . Me pregunto cuando cambiará un poco la situación de darnos algo de veracidad como padres en nuestras acciones y sentimientos ??