Decía mi abuela: «Lo que hace daño a un niño también puede hacerle daño a un viejo». Quizá sea porque el hombre es siempre el mismo a lo largo de su vida. Su desarrollo personal y el control de sus recursos está sujeto a ciclos vitales. Las hábitos personales han cambiado mucho últimamente. Hoy en día, puedes llegar a salir a la calle sin bolso, sin documentación ni tarjetero, incluso sin dinero. Pero difícilmente te moverás, ni dentro ni fuera de tu casa o despacho «sin tu teléfono inteligente o similar»
Existe la idea generalizada de que determinadas malas prácticas en el uso de las TIC sólo hacen daño o afectan a los jóvenes y a los niños.
Nos parece que los adultos estamos excluidos de esta contaminación ambiental, por el simple hecho de ser adultos ya maduros. Y que por lo tanto estamos libres de cualquier intoxicación adictiva con las TIC y que no es necesario que tomemos ningún tipo de medida preventiva al respecto.
Pero si no las tomamos, tu teléfono será el instrumento que tu quieras que sea. Tu teléfono inteligente esta esperando a que le re-programes, le des ordenes y le pongas alertas necesarias para poder ser dueño de tu vida personal, familiar y profesional.
Hay citas y llamadas a las que no puedes ni debes faltar y otras que tienes que aliarte con tu móvil, para no acudir, no decidir, no contestar y no saber nada de nada en determinados momentos del día.
Si tu teléfono móvil esta abierto, con sonido y a disposición de quien quiera localizarte durante las 24 horas del día, te quedarás sin tiempo libre y de calidad para reflexionar, asumir, elegir. En resumen, no poner cuotas de atención a nuestro móvil te secuestrará tu mejor tiempo a nivel personal, para dedicarte a pensar en ti y en los demás.
Por eso, de forma programada y por adelantado, debemos reservar a diario tiempos de intimidad de manera organizada y firme. Si no, en poco tiempo notaremos que nuestra vida se está quedando hipotecada al servicio de amigos, enemigos, conocidos y desconocidos. Contigo como avalista personal y a un interés tan alto que pones en riesgo tu felicidad y la de tu familia.
El tiempo real de trato en común es oro en las relaciones humanas y nada ni nadie las debe sustituir
No nos engañemos, nuestras plataformas inalámbricas inteligentes y de comunicación social, no solo sirven para trabajar sino que también nos sirven para dar respuesta casi automática a una gran parte de nuestros planes personales familiares y laborales.
Además todas las gestiones que queremos hacer con nuestro móvil, se suelen resolver de manera rápida e inmediata pero debemos tener en cuenta también que con la misma medida de inmediatez también es igual de eficaz para lo que no queremos o no nos viene bien.
Una llamada, un SMS, un Whatsapp, un correo, un twitt, etc. En un momento inoportuno pueden llevar al traste una muy buena conversación con tu hijo adolescente; un instante de cruce de miradas oportuna para el reencuentro entre un marido y su mujer; un momento de inspiración para escribir una idea; un tiempo de relajación para silbar o rezar mas cerca de Dios que otras veces o una mirada con sonrisa llena de chispas de nuestro hijo pequeño.
No dejes ni permitas que tu mundo exterior rompa y destruya tu mundo interior. Aunque no lo parezca ponerle puertas al campo, SOLO DEPENDE DE TI
No es malo estar al día de todo lo que nos ayuda a comunicarnos mejor, mas rápido y mas barato. El problema no está en la herramienta utilizada en sí misma, nuestro móvil. Tampoco el problema reside en el servicio que nos presta. Realmente el problema está en mantener la herramienta y su servicio «ABIERTO LAS 24 HORAS DEL DÍA»
Las consecuencias graves del problema están en la adicción que produce estar en abierto y de guardia el día completo para estar dispuesto a obtener en cualquier momento una eficacia inmediata.
Cuanto mas rápida, eficaz barata y rentable sea nuestra comunicación mas problemas de adicción personal nos puede producir a nivel personal.
El aparente placer que nos puede producir tener el control de manera inmediata, nos puede producir conductas anti-sociales y anti-personales:
- Se pierde el sentido de la espera por reflexión principalmente en los chats.
- Se aminora el sentido de intimidad a través de los foros.
- Desaparece la línea de tiempo que separa la agenda profesional y casi siempre en perjuicio del tiempo antes dedicado a la agenda personal y familiar.
- Desciende la atención personalizada a otras cosas y personas importantes para ti, por estar tan pendiente de tu «implante» electrónico.
- Las alarmas y avisos sonoros constantes, te restan tiempo para la quietud y la contemplación de la vida cotidiana.
- Se impone el dialogo virtual y a veces ficticio por encima del dialogo personal y real.
- No se jerarquiza la atención de nuestras relaciones. Los familiares, amigos, y conocidos reciben por igual el mismo trato y atención que cualquier otro tipo de relación social o laboral. Dejas que puedan irrumpir en tu vida por cualquier motivo un empleado, tu mujer, tu madre o un hijo, un amigo del colegio, un seguidor de twitter o un amigo de Facebook.
Hay que dedicar mas tiempo para saber clasificar el «cuando y a quien» debemos atender en cada momento. «El roce hace al cariño» y no es la @ lo que nos promociona el cariño y la cercanía de nuestro entorno. La convivencia afectiva y efectiva no debe pasar solamente por las TIC, sino por nuestra generosidad personal en el uso de nuestro tiempo libre.
Ponle un horario a tu calendario, tus contactos, los eventos, los network… y sobre todo hazte una agenda familiar adaptada e idónea a tus responsabilidades familiares
Te recomiendo que leas los dos post siguientes, relacionados con este mismo tema:
Antes y después de la Blackberry, también había y hay más vida (II/III)
El «modo vuelo» está en tus manos (III/III)
Todos los artículos me encantan y por tiempo no puedo decirlo siempre pero es que éste me ha encantado especialmente porque está cargado de verdad por los cuatro costados pero hoy en día a todo el mundo, sin excepción, cuesta mucho darse cuenta.
Gracias.
Es muy sano apagar el teléfono móvil. La psiquiatría ya considera la adicción al móvil un trastorno. Recuerdo cuando no existía y todo el mundo vivía sin problemas. Hoy no se puede vivir sin él. Molesta cuando en un almuerzo una de las personas no es capaz de anteponer una llamada a el invitado en cuestión. Llamada que luego se transforma en 20 minutos. Con lo que la comida seguramente seguirá, pero ese reducto de tiempo se habrá perdido. Y todo por no ser capaces de apagar un triste teléfono o pronunciar las palabras mágicas: Te llamo luego.
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