Tolerancia cero a gritar y discutir delante de los hijos

Tolerancia cero a gritar y discutir delante de los hijos

gritarGritar y discutir delante de a tus hijos, es un acto inmoral aunque no sea ilegal

Hay veces que uno puede necesitar gritar de enfado, de stress o de pena. Si esto es así cuando grites debes tener el cuidado de hacerlo a solas, pues gritar a solas no genera daños colaterales.
Cuando uno grita a segundas personas y delante de terceras personas, ya no puede controlar el daño que puede hacer a quien le esté escuchando. Si esa tercera persona es un niño es perjudicial, pero si además ese niño es tu hijo es mucho peor porque es mas dañino.

Cada grito o discusión delante de los hijos, les deja cicatrices mas o menos profundas

Cada grito para él es como si le hicieran daño y sangre. Aunque los gritos y las discusiones delante de tus hijos parece que no les hace daño, les hiere el alma.
Los padres que se gritan entre sí con sus hijos delante,  deben saber que pueden herir gravemente el alma de los hijos que les están escuchando. Vivir en primera persona esta situación entre sus padres,  puede dejarles gravemente heridos y con secuelas psicológicas de por vida. Porque les afecta directamente a sus más profundas emociones e ilusiones de manera violenta.
Si los padres fueran conscientes del efecto devastador que produce en sus hijos, el que se griten y se traten sin cariño delante de ellos, ningún padre lo haría nunca o no lo volvería a repetir.

Tolerancia Cero a gritar y discutir delante de los hijos. Al igual que también tenemos Tolerancia Cero a que nuestros hijos trabajen para terceros mientras sean menores.

Tan importantes son el continente como el contenido de nuestros gritos y  discusiones cuando están delante nuestros hijos:
  • Si el contenido y el continente de los gritos NO es de la incumbencia del hijo, mal vamos…
  • Si el contenido y el continente NO es de la incumbencia del hijo y le implicamos en el tema, entonces es muchísimo peor.

 

«Nunca debiera ser de la incumbencia de nuestros hijos ni el contenido ni el continente de nuestras diferencias»

Arreglar nuestras diferencias en la intimidad, es lo que nos exige nuestra responsabilidad moral como padres. Desde los 0 años pasando por los 18 meses de edad,  e incluyendo a los niños de 3 años hasta llegar a los adolescentes de 16,  a todos ellos les afecta mucho escuchar a sus padres gritar o discutir delante de ellos.
El problema no es tanto gritar o discutir un día, que si es problema también,  sino que el problema es hacer de los gritos y la discusión entre los padres delante de sus hijos el escenario perfecto donde la comunicación se asienta  sobre el hábito de gritar y discutir.

Esta comunicación afectiva y familiar,  tan negativa como hábito hace que los hijos empiecen a vivir sentimientos de agresividad de manera indirecta que les excita, les bloquea al hablar y les impide dormir.

Unos  lloran cuando sus padres discuten, y  se ponen a llorar para ver si con sus lloros hacen callar a sus padres.

Otros ya les dan miedo no estar presentes, porque piensa que su presencia evita que sus padres puedan llegar a más en su discusión.

Hay  otros que empatizan tanto con los efectos negativos que le producen las discusiones y gritos de sus padres, que terminan por no querer ir a celebraciones sociales y familiares. No quieren comer lo que antes les gustaban, vuelven a hacerse pis.

Y  a los adolescentes les afecta tanto que simplemente mimetizan con sus padres de tal manera que terminan convirtiéndose en muchos casos con sus conductas.  En personas intolerantes, retadores, y provocadores de conflictos por no saber dialogar de otra manera que la que le enseñaron sus padres.

El peso de los gritos y discusiones de sus padres les han marcado  en algunos rasgos de su personalidad  convirtiéndoles en futuros adultos con  posibles alteraciones de conducta.
Tolerancia cero entre los padres para no gritar ni discutir delante de sus hijos, por responsabilidad moral y social y sobre todo porque tus hijos no se merecen unos padres que les quieran de esta manera emocionalmente  tan imperfecta y tan inmadura.

PROMETEROS NO volver a gritar ni a discutir delante de los hijos y después  pedirles perdón y prometerles LO QUE YA OS HABÉIS PROMETIDO:

«Perdónanos porque nunca más te vamos a gritar ni  a discutir delante tuyo, ni una sola vez más»
(Las formas de decírselo a tus hijos dependerán de su edad)

 

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Comments ( 2 )

  • Teresa

    Doy por hecho que todos sabemos o hemos oido alguna vez que delante de los hijos no se debe discutir y mas o menos todos tratamos de evitarlo. Sin enbargo, las diferencias y conflictos existen y, aunque delante de los hijos se disimulen, lo cierto es que ahi están y nos ponen mal cuerpo y eso se nota. Cuando estamos enfadados con nuestro conyuge, no somos tan tolerantes con los defectos, los caprichos, las trastadas, etc de nuestros hijos. Ellos intuyen que ese dia su padre o su madre estan ‘bordes’ y no aguantan como de costumbre. Me pregunto si esto tambien hace daño a los hijos, porque lo cierto es que la mayoria nos hemos criado presenciando las diferencias de nuestros padres, unas veces mas evidentes que otras y no por ello vivimos necesariamente traumatizados.
    ¿Hasta que punto podemos fingir que no pasa nada?

    • Sara Pérez-Tome

      Hola Teresa, que alegría recibir tu aportación en formato de esta pregunta.
      El no hacer que los hijos estén en medio de una situación conflictiva de los padres no debiera ser a base de fingir sino de priorizar las razones y los motivos que te han llevado a educar a los hijos en la armonía familiar.
      Debemos no fingir sino educar en positivo y tratarnos intra-familiarmente respetando los espacios afectivos de cada uno de los implicados. Meter a un hijo en una discusión de sus padres o en una discusión de adultos no es oportuno, no es necesario, no es practico y no es justo. Todos estos noes, nos vienen a decir que el desarrollo de la afectividad de manera estable en tus hijos no puedes tirarlo por la borda porque un padre no lo sepa gestionar bien. «La sinceridad salvaje no funciona en la familia ni en ninguna parte»
      Si los mayores aprendemos a respetar tiempos espacios y personas en cualquier circunstancia de nuestra vida social mucho mas debemos hacerlo y respetarlo de manera natural y con sentido común en nuestra intimidad familia donde estamos por lo que somos incluyendo nuestras imperfecciones y defectos.

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