¿Sabemos lo que pensamos de nosotros?

pregunta

¿Sabemos lo que pensamos de nosotros?

pregunta

«Una pregunta es la comunicación no violenta, que no hace callar al otro, sino que impulsa al diálogo e implica al interlocutor dejándolo al mismo tiempo libre.»
Ermes Ronchi

Antes, hacer preguntas era una forma de comunicación con “muy mala prensa”. Porque entonces parecía que si hacías una pregunta a alguien era con interés para sonsacar información cuando querías cotillear. Y en el peor de los casos para sacar información a alguien delante de un juez.

La primera de las formas se veía como un vicio de convivencia familiar propio de mujeres. La segunda se veía como una necesidad legal para proteger la buena convivencia social.

«No era bien acogido hacerse preguntas y responder de manera fluida y positiva entre los familiares, amigos o conocidos como una muestra natural de comunicación siempre con cariño, confianza y apoyo»

Pero hemos ido poco a poco valorándonos más por lo que somos y sentimos que por lo que hacemos y conseguimos. Hemos empezado a cambiar en nuestra forma de hablarnos y transmitir  y conocer nuestros sentimientos y los de los demás.

«Hacernos preguntas”

Es una bonita forma de comunicarnos e intimar mucho mejor que solo intercambiándonos grandes discursos, eternos monólogos, o cortantes monosílabos llenos de ego y vacíos del otro.

Si nos comunicamos haciéndonos preguntas para conocernos mejor, evitaremos prejuzgar y cuando no nos prejuzgamos, todos nos podemos ayudar, asesorar y orientar mejor. Hay que hacer preguntas para lograr sumar sentimientos positivos en relación con los demás.

  • Una pregunta mal planteada provoca una mala respuesta.
  • Una respuesta mal utilizada o interpretada provoca sentimientos negativos en relación con las personas.

Cada respuesta a una pregunta es un tesoro que hay que cuidar porque forma parte de la intimidad y la libertad de quien te respondes. Es la mezcla de palabras, emociones y sentimientos entrelazados que salen por la boca desde el fondo del corazones. Y vale su peso en oro y por ese mismo motivo hay que saber custodiarlas desde el respeto y la confidencialidad.

«Cualquiera tiene derecho a preguntar de todo, pero no todos tenemos derecho a  preguntarlo todo»

Ya que hay que tener en cuenta que antes de hacer una pregunta debemos también pensar primero en como estoy yo preparado para hacer una pregunta y en si tengo suficiente paz interior, para dirigirme a la persona a quien voy a preguntar teniendo también en cuenta  si el otr@ está preparad@ para escucharme.

Sin paz interior por ambas partes no se puede gestionar bien ni las preguntas ni las respuestas. Podemos hablar, hablar y hablar, pero sin estabilidad ni coherencia. Y es cuando la gente dice «no conseguimos entendernos por mucho que repitamos las mismas cosas…»  Mientras que con paz interior sabes que:

  • «Nunca debes preguntar lo que no quieras oír»
  • «Nunca debes preguntar haciendo daño, porque no conseguirás oír algo sano y bueno»
  • «Nunca debes preguntar sobre una «verdad insoportable» para el que te escucha, porque solo encontrarás una «respuesta insoportable».

Mientras que hablar puede ser un mero hecho sensorial, preguntar se convierte en un acontecimiento íntimo y afectivo que interpela a alguien y le invita a transmitir afectos, sentimientos y pensamientos desde lo más profundo de su estabilidad, su dolor o su amor.

Hay preguntas que tienen como respuesta un silencio –NO IMPORTA- son respuestas que gritan en silencio y que sin hacer ruido hablan muy claro. 

“Porque callarse a veces, es hablar a gritos”

Saber escuchar un silencio como respuesta, es aprender a oír el silencio de los que eligen no hablar, como una forma de comunicación no verbal cuando se les ha hecho una pregunta. «Porque según las circunstancias, callarse es hablar muy claro»

Tengo que saber aceptar que mis preguntas no tienen porque siempre llevar implícito una respuesta verbal y sonora al uso y pueden tener en el silencio una gran respuesta y no por ello yo considerarlo una falta de respeto sino todo lo contrario sino como forma que ha tenido el otro de amarme en silencio.

A veces se necesita callarse para acompañar a otro en las preguntas que no tienen respuesta o solo Dios sabe la respuesta. No todas las respuestas al Mundo están en el Hombre. Mis preguntas son una invitación al otro a decir, de la manera que quiera o pueda, lo que piensa, siente o necesita decirme. Y si se calla, también puede estarme diciendo algo o mucho.

En el Siglo XX,  nos comunicábamos a base de órdenes y prohibiciones a la espera de que se cumplieran porque de lo que se trataba era conseguir «un orden pre-establecido» con un “café para todos”. Hacer preguntas era una inutilidad porque tampoco se hacían excepciones para nadie. «Con la comunicación emocional personalizada, hemos descubierto que con las preguntas y las respuestas se ha abierto la puerta a las excepciones dentro de las normas, con buenas preguntas y mejores respuestas que pueden simplificar muchas situaciones complejas».

Con una nueva mentalidad emocional soy capaz de atreverme a hacer preguntas a los demás de las que puedo obtener respuestas con las que entender, comprender, seducir, inspirar, atraer y obtener una mejor relación afectiva y efectiva con cualquiera. Y al mismo tiempo cuando también me atrevo a responder a los demás no por obligación sino por atracción y admiración al quien me pregunta y a lo que me pide o lo que sugiere con su pregunta, mi respuesta también será mucho más sugerente y auténtica ya que respondo sin miedo y apoyándome en quien me escucha de corazón.

«Si pregunto y escucho a los demás primero, antes de ponerme yo a hablar y a dar mi opinión a veces nos con el pretexto de que estoy buscando su bien…, los problemas de los demás me serán más fáciles de entender, gracias a la magia de mi escucha …»      Sara Pérez-Tomé

A veces nos creemos que amar a los demás, nos da derecho a amarlos desde nuestras propias respuestas, que no necesitamos tener que preguntarles, y sin embargo  nuestro  exceso de ego nos confunde y creemos que nos da derecho a mandar, a prejuzgar, a limitar, a quitar, a poner, a sustituir lo que nos parece mejor en la vida de los otros… solo porque creemos que con quererles mucho sabemos lo que les conviene… y entonces su opinión no nos importa, porque la importante es la nuestra sobre los demás. Al creernos “los iluminados que no necesitamos peguntar a nadie» nos estamos auto-impidiendo conocer más respuestas que nos ayuden a conocer a los demás y continuamos  viviendo en un falso «sin temor a equivocarme» sobre los ¿ para qué? de los otros, en los que de verdad puedo ayudar.

Sin preguntarles nos impedimos oír sus respuestas….luego nuestro conocimiento hacia los demás, es imperfecto e incompleto por falta de preguntas y sus respuestas. 

Observando la repercusión de mi comunicación en los demás es importante a nivel personal pensar en todos los que yo considero parte de mi entorno afectivo social más cercano pareja, hijos, amigos,  alumnos, compañeros…

Y aunque sea por una vez alguna vez  preguntarme si:
  • ¿Me atrevería  preguntar a los demás que piensan de mi?
  • ¿Me atrevería a preguntarles si quieren saber lo que yo pienso de ellos?

No es fácil saber hacer preguntas porque ello nos implica :

  • Perder el miedo a preguntar y esperar a oír respuestas sin estar a la defensiva.
  • Preguntar sin inspirar miedo y desconfianza a los que tengan que responder.
  • Saber preguntar y dialogar sobre mí y mis errores.

 pregunta

«Saber preguntar y dejarme preguntar, es saber dar lo mejor que hay en mi, sin miedo a crecer»

 

Síguenos en Instagram: @GabineteSophya

Deja un comentario

× ¿Cómo puedo ayudarte?