enfadarse

¿Merece la pena enfadarse?

enfadarse¿Merece la pena enfadarnos?

Depende de nuestro control en las formas y nuestra reflexión sobre el verdadero fondo del problema

 

Enfadarse es siempre una respuesta cargada de subjetivismo, respuesta que frente a un acontecimiento sobrevenido, desencadenado o imaginado lo interpretamos como una amenaza o un ataque de algo o alguien hacia nosotros.

Es natural y humano responder a las circunstancias externas, de hecho la reacción de enfadarse forma parte de nuestro instinto de supervivencia, pero según como y cuanto sea el grado de nuestra enfado también puede podemos llegar a poner en peligro nuestra supervivencia no solo física sino también afectiva, emocional y social.

 

La excesiva sensibilidad de sentirte en la necesidad de responder siempre discutiendo o enfadándome tiene un grave riesgo y es el de llegar a tener siempre la sensación sentirte con demasiada frecuencia herido por cualquier cosa y que esa sensación de ofensa permanente nos justifique el poder estar enfadándonos por cualquier cosa y a cualquier precio. Esta actitud nos llevara casi seguro a estar discutiendo por todo o estar atacando física o verbalmente a cada persona u objeto que nos puede molestar,

Este grado de excesiva susceptibilidad nos puede suceder a cualquiera, sobre todo si estamos viviendo momentos de cansancio, excesivo calor, estrés o miedo; pero debemos estar vigilantes de que no debiera ocurrirnos de manera habitual ya que para eso existen leyes, normas sociales y  sobre todo el sentido común como estructuras que en la edad adulta deben forma ya parte de nosotros mismos.

 

Al enfadarnos, lo primero que perdemos es el auto-control y autodominio de uno mismo ya sea de forma instantánea o de manera paulatina

 

Hay circunstancias que nos producen tal frustración que nuestro cuerpo necesita para superarla recursos excepcionales que nos ayuden a resolver lo que está ocurriendo y es entonces cuando se pone en marcha nuestro sistema nervioso a través de los neurotransmisores (adrenalina y noradrenalina) que son nuestros almacenes de energía para momentos específicos de sobrecarga emocional. Este tipo de mecanismos compensatorios, no se debe abusar de ellos porque no están para el día a día.

 

Enfadarse cada cinco minutos o 5 veces al día, es un abuso para nuestra naturaleza.

 

Cada sobrecarga de energía nos genera a la vez una descarga de energías muy visibles a nuestros ojos ya que corporalmente, hay un aumento de las pulsaciones, aceleración de los movimientos  de las manos o la cabeza y los pies, puede haber también cambios en el tono de voz, un aumento en la velocidad al hablar, sudoración etc… 

El momento álgido del enfado es el momento en que fácilmente daremos lo peor de nosotros mismos,  porque el hombre no está hecho para sentirse acosado o enfadado sino para ser feliz y estar relajado y eso hace que:

Las personas cuando estamos enfadadas o nerviosas y nos enfadamos compulsivamente perdemos muchísimo como personas, además cometemos errores de bulto a veces con pérdidas materiales también irrecuperables.

 

Enfadados es cuando podemos probablemente:
  • Confundir el problema con la persona.
  • Haríamos cosas que jamás haríamos con la cabeza serena y estable.
  • Haríamos más grande el disgusto que el problema desencadenante del enfado.

 

Por eso es bueno tener en cuenta unas mínimas pautas de aprender a manejar nuestros enfados con auto-control y habilidades emocionales básicas y así si somos capaces de conocernos y detectar cuando hemos tenido una descarga física por una adversidad  tener presente 3 formas sencillísimas de auto-ayudarnos a eliminar el exceso ocasional de neurotransmisores en nuestro cuerpo:

  • Realizar algún ejercicio físico, (salir a dar una vuelta rápida a la manzana sol@ o con la bolsa de la basura o la mascota…)
  • Hacer unos minutos de ejercicios de respiración, ( realizar en privado inspiraciones y espiraciones muy lentamente)
  • Ganar tiempo al tiempo, mientras se recupera la calma emocional, (contar hasta 10 antes de reaccionar).
Si conseguimos disminuir en un nivel razonable la descarga ocasional de energía, podremos recuperarnos como personas razonables y preparadas para volver a hablar asertivamente.

 

Por otro lado una vez recuperada la calma personal, es bueno y es necesario hablar del motivo que desencadeno el enfado. Así que deberíamos preparar una nueva conversación con la persona que estaba implicada en el conflicto es una acción muy positiva para las dos partes. Evitando dentro de lo posible que dicha conversación pueda llevar a  juicios personales que volviera a hacer que una de las dos personas o las dos pudieran volver a sentirse atacadas personalmente.

Entre los terapeutas que nos dedicamos a la moderación y la gestión de conflictos hay un principio universal que también puede ser útil en un conflicto personal, conyugal o familiar:

 

“Duro con el problema, suave con la persona”

 

Entonces, ¿merece la pena enfadarse?

Perder el control y dar rienda suelta a nuestro corazón a través de las palabras y los gestos hace que aumente en nosotros los sentimientos de ira y la necesidad de agresión. Y estos sentimientos no nos ayudan  a sentirnos bien con los demás ni a ser felices.

Cuando estamos fuera de control con nosotros mismos, no olvidemos que esta situación nos está inevitablemente afectando muy directamente a nuestras relaciones personales, familiares, laborales y sociales. 

Enfadarse no es parte de nuestra personalidad pero si es parte de nuestra conducta y  la conducta es educable y siempre mejorable. Y si uno no puede solo también con ayuda externa se pueden llegar a mejorar nuestras descontroladas reacciones en nuestras relaciones interpersonales.

 

Os propongo una gran película francesa «EL NOMBRE», trata sobre las relaciones sociales y familiares y el error de considerar que los enfados y las discusiones cuando hay confianza pueden ser gratuitas.
Buena película para padres e hijos adolescentes.

 

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Comments ( 2 )

  • A.E.

    Hola Sara, leo tu artículo y me encuentro fuertemente en desacuerdo y me atrevo a avanzarte algunas matizaciones importantes. El enfado es una emoción, no es una conducta, y es una de las 6 emociones básicas (ver Paul Ekman, el rostro de las emociones), es decir, es un elemento transcultural, que se da en todos los seres humanos y de ella surge toda una familia de emociones o mejor de sentimientos. No enfadarse, tal como hablas de ello, que significa no expresar el enfado, porque enfadarnos nos enfadamos, genera muchos problemas en las personas porque las emociones se «archivan» en el cuerpo hasta que se les da una solución.
    Es decir el enfado ni es parte de la personalidad, sino del sistema emocional común, ni tampoco es conducta. Además en tu artículo se mezclan muchos elementos relativos al enfado, enfado crónico, enfados instrumentales, enfados secundarios que tapan miedos u otras emociones,… no distinguir toda esta gama de posibles expresiones del enfado bloquea su expresión y lleva a confundirlo con la conducta.
    Solo voy a añadir una cosa más: el enfado no es la conducta, la emoción no es la conducta. Una misma emoción tiene muchas conductas posibles. Lo inteligente es saber elegir entre esas cuál es la más adecuada en un momento determinado, pero de ningún modo negar que exista la emoción…A.E.

    • Sara/sophya

      Querido Antonio, pues yo al revés que tu, tu comentario no solo no me enfada sino que suma a lo escrito. Me encanta tu comentario y estaba deseando encontrar el momento para contestarte a tu comentario y por fin lo encontré. No veo que tus argumentos sean contrarios a los mios, gracias a Dios creo que tenemos en este post muchas mas cosas que nos unen que las que nos desunen solo que quizás tenemos expectativas diferentes de a quien va dirigido este post.
      Tus ves el enfado básicamente desde las emociones cosa en la que yo también estoy de acuerdo contigo, pero los lectores del blog pueden creo yo entenderlo entre lineas sin tener que darles un curso completo sobre las las mismas.
      También hablas de sentimientos y esto es precisamente lo que yo hago en este blog al hablar del enfado desde el punto de vista de la familia. El problema esta en entender el titulo del post. Cuando digo si merece la pena enfadarse no estoy diciendo si hay o no que enfadarse que realmente es dificil ir contra nuestra naturaleza. Lo que yo quiero llevar a que se piense que enfadarse puede ser una conducta reactiva solamente o puede ser un sentimiento positivo o negativo según como sea tu comportamiento.
      La palabra conducta y la palabra comportamiento pueden confundirnos al usarla pero en la intimidad de un hogar es mejor hablar de comportamientos que de conductas, da un toque de humanidad e inteligencia que la simple conducta no `puede abarcar igual en el hombre que en un animal o situación de alto estress.
      el comportamiento nos exige saber lo que hacemos y muchas veces nuestra conducta ha sido reacción solo a las emociones y sin sentimientos.
      Por eso creo que plantearse a nivel sentimental si merece la pena enfadarse es parte de la parte activa de nuestra inteligencia al servicio de nuestra felicidad.
      Enfadarse bien seria el éxito. Por eso cuando uno no esta en condiciones de enfadarse bien tiene que tomarse su tiempo para no hacerse daño a si mismo ni a los demás cuando tu reacción a la adversidad deba ser enfadarse. No podemos escudarnos en las emociones para ir de calentón en calentón por la vida sin dar le un toque de racionalidad a nuestras respuestas siempre que seamos conscientes de ello.
      Este post no es para el que ya se ha enfadado mal sin no para replantearse de cara a un futuro si la próxima vez que se enfade le merece la pena enfadarse como la ultima vez que se enfadó o puede enfadarse mejor!!!!! PORQUE TODO ES MEJORABLE HASTA LOS ENFADOS.
      Mil gracias por tu aportación. Paso a poner esta respuesta también en Linkedin porque evidentemente hay lectores diferentes. Otro cariñoso saludo de mi parte.

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