¿Quiéres ser el director de tu propia vida?

¿Quiéres ser el director de tu propia vida?

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“El hombre se retroalimenta de sus promesas, los propósitos son su fuerza inteligente”

Mucho se habla y se investiga sobre “las semejanzas inteligentes” entre los seres humanos y los chimpancés. La Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos) sin embargo nos ha mostrado que existe una gran «brecha cerebral» que nos separa de los chimpancés en los grandes temas existenciales que definen nuestra existencia como animales racionales.

Según el investigador de esa universidad David Premack, los humanos y los simios tienen rasgos en común en sus comportamientos. Pero son mucho mayores las diferencias de contenido cerebral que las semejanzas de comportamientos que ambos compartimos.

El informe publicado por Premack, publicado en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS), concluye que:

“Los comportamientos en los chimpancés son adaptaciones principalmente centradas en la búsqueda de alimento o supervivencia. Mientras que los humanos tienen otras muchas metas gracias a un determinado tipo de memoria, razonamiento, empatía, y a través del engaño consciente que es único en la especie humana”.

Algunas conclusiones de su estudio son interesantes de conocer:
  • Los humanos y chimpancés tienen la misma capacidad de memoria a corto plazo, recordando más de cinco a siete asuntos. Sin embargo, en el chimpancé los asuntos son de” cinco palabras”, mientras que los seres humanos pueden recordar e incluso escribir “cinco historias”.
  • Los humanos podemos asociar las ideas con las causas y las razones ante un acontecimiento pasado. Los simios pueden entender la acción física pero no la razón del por qué ha ocurrido.
  • Los humanos son capaces de planificar conjuntamente la vida de otros, mientras los chimpancés no entienden el sentido de la planificación como grupo.
  • Los chimpancés pueden engañar con un objetivo de supervivencia, pero no utilizan el engaño como los seres humanos, para estafar, tener amantes o conseguir el poder.
  • Los chimpancés no conocen el razonamiento deductivo. Los humanos, por su parte, tienen la capacidad de llegar a conclusiones verdaderas partiendo de premisas verdaderas por su capacidad de deducción.
  • La empatía que puede ya sentir un niño de 18 meses por quienes le rodean, es una peculiaridad que los chimpancés nunca podrán atribuir un estado mental hacia un tercero.

He querido hacer este estudio comparativo con la especie animal con la que se nos atribuyen más registros comunes en cuanto a una comunicación inteligente para apoyarme en darle importancia a lo que realmente nos engrandece como hombres: en esa maravillosa capacidad de poder hacernos “una promesa en forma de propósitos de futuro”.

La palabra propósito viene del latín propositum, que significa “tener la intención o el ánimo de hacer o dejar de hacer algo” con una determinada intención u objetivo. Esto para conseguir una meta a sabiendas de que nos va a suponer un esfuerzo o renuncia personal por un tiempo indefinido.

“Cada propósito logrado por mí, contribuye a alcanzar un logro más en mi desarrollo personal, profesional o familiar”.

De hecho la suma de propósitos logrados o no, va conformando mi propio estilo de vida en un nivel más profundo y trascendental. Los propósitos también nos ayudan a poder vivir en presente la verdad de nuestra vida en clave de futuro.

La vida no es solo saber quién soy y de dónde vengo. También tiene otros interrogantes muy trascendentes y que nos implican cara a caras con el día a día, como son el para qué estoy aquí y hacia dónde voy y que sin sus respuesta no tienen sentido muchas decisiones de mi existencia. Las respuestas a estos interrogantes están normalmente llenas de matices pero nos van a dar “el sentido de pertenencia” suficiente como para saber cuales es el verdadero sentido de nuestra vida.

Sin propósitos, nuestra vida irá a la deriva y pasaremos por ella de una manera efímera y trivial siendo más el protagonista de la vida de los demás que de nuestra propia vida. Saber de quién venimos conociendo nuestras raíces sin miedo, nos ayudará a poder tener propósitos firmes en todos los aspectos de nuestra vida. Además, también repercutirá en nuestra forma de acometer y entender el sentido trascendente del mas allá y no quedarnos solo en lo evidente y certero que existe de “tejas para abajo”.

Si uno descubre que no es simplemente materia biológica fruto del azar cósmico que pulula dentro de una galaxia, entonces se da cuenta que tiene mucho que aportar como persona al Universo y la mejor forma puede ser haciéndose promesas en forma de propósitos.

Porque de nuestros propósitos de vida dependerán grandes cosas que en pequeñas entregas personales irán afectándome. No solo a mí sino también a mi círculo más próximo. Así, puedo ir formando una cadena de efectos positivos que gracias a mis propósitos personales nos puedan ir enlazando con toda la humanidad por relaciones de simpatía con las demás personas.

“Tus propósitos de vida no son versos sueltos solo para ti, sino que llegan a todos los demás porque no estás sol@. Cada uno de nosotros formamos parte de un sistema humano lleno de sensibilidades y afectividades que fluye e influye de manera permanentemente en todo el entorno”

No hay que caer en el error de confundir los propósitos personales con propósitos productivos o rentables. Porque entonces los propósitos pierden el verdadero sentido íntimo, trascendente y humano que realmente tienen.

Si metalizamos los propósitos se convierten en la peor herramienta mental contra nosotros mismos. Y nos convierten demás en un juez implacable hacia los actos de los demás, porque catalogaremos a los demás según sus resultados económicos o académicos. Y no en función de un proyecto personal de desarrollo afectivo personal.

Sin propósitos reales y adaptados a tu verdadera vida, no puedes ser capaz de ser el director de tu propia vida. Principalmente porque no sabes que es lo que quieres y lo que no quieres tener presente en tu vida.

 Piensa y replantéate nuevos propósitos coherentes y realistas a costa de salir de “tu zona de confort”

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No dejes de revisar tus propósitos cada cierto tiempo, para no dejarte influenciar y acabar viviendo la vida que los otros quieren que vivas y no los propósitos que a ti te gustaría alcanzar.

El hombre es un animal racional que para mejorar vive de las promesas que se construye gracias a sus deseos de superación y mejora.

«Lo único permanente en la vida es que todo cambia y tu puedes ser parte de tu cambio siempre a mejor«

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