Leyendo un artículo publicado ayer domingo 28 de octubre en el diario EL PAÍS, y con el titulo “El gran motor de la economía trabaja en casa”, me ha hecho reflexionar sobre lo poco que nos conocemos los hombres y las mujeres a la hora de trabajar juntos, el desconocimiento mutuo es quizás uno de los principales motivos de tanto sufrimiento entre unas y otros al intentar conseguir convivir en paz y armonía. paternidad global
Aprovechando este titular del diario, deberíamos reflexionar sobre si debemos pedir al estado con mas insistencia si cabe, que se nos reconozca a las familias por algo más que por ser meros proveedores de personas para la sociedad, ya que nos consideran como una fuente natural para que cada país progrese social y demográficamente.
Somos nosotros las familias y no los Gobiernos, los que con nuestro trabajo y nuestros hijos levantamos el país.
Señores dedicados a la política, no se equivoquen, somos nosotros las familias la verdadera fuente de recursos laborales. Pero nos tienen deliberadamente sumergidos en la economía nacional donde los titulares están dedicados a decisiones del poder político mas que a manifestar públicamente algún tipo de apoyo explicito a quienes levantamos el país cada día con nuestro trabajo y nuestros hijos.
Mujeres-madres y varones-padres somos diferentes pero también complementarios, buscando todos la igualdad de oportunidades
Con las escasas y mediocres prestaciones que el Estado da a las familias, hace que España y sus instituciones se han convertido en un “parásito complacido» aprovechándose de todas y cada una de las familias con hijos.
Siendo los gobernantes los principales responsables en dar prestaciones universales a las familias, todos y cada uno de nosotros somos también responsables de por lo menos intentar erradicar la mentalidad de muchos hombres y mujeres que piensan que además ese peso de atención primaria a nuestros hijos y familiares necesitados, debe recaer siempre, y mientras no quede otro remedio, solo en la mujer y/o la madre de familia.
Si queremos y entendemos como necesaria, la igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer, pensemos que también pueda recaer sobre el varón-padre el peso de la ayuda en las familias por lo menos de la misma manera que en la mujer-madre.
Si hoy queremos avanzar en conciliación dentro de la vida familiar, tenemos que empezar a valorar y reclamar de forma mas activa la figura del varón-padre
El padre es también una pieza clave para la colaboración socio-familiar de manera habitual y no solo en situaciones de extrema necesidad. De hecho ya van cambiando algunas medidas como por ejemplo la inclusión de baja laboral por paternidad.
Ya existe la tendencia de que en determinados trabajos se puedan equiparar los sueldos de las madres con el de los padres con hijos y también existe la posibilidad de obtener puestos por medio del tele-trabajo a trabajadores de cualquier sexo y no solo para las mujeres. También se estas solicitando y concediendo reducciones de media jornada para cualquier trabajador y todo ello sin perjuicio para el que trabaja tanto de su imagen y/o de su promoción profesional.
Todos sabemos que hay tareas de responsabilidad ante los hijos que no son intercambiables entre el padre y la madre.
Pero la gran mayoría de ellas sí son sustituibles por cualquiera de los dos.
¿Por qué no se quiere ignorar el poder dar ayudas a las familias con hijos sin hacerlo a través del trabajo remunerado de la madre de familia y no se contempla la posibilidad de dar una bonificación por cada unidad familiar que lo solicite?
Tenemos entre todos que conseguir que se apueste por la familia de un padre y una madre con hijos de manera global y universal y sin discriminación positiva por el sexo en su paternidad.
La nueva paternidad les hace sentirse siempre implicados tanto como padre que como madre en los proyectos para y por sus hijos desde su nacimiento y para siempre.
Los hijos son una consecuencia positiva y no solo la causa primera del matrimonio
La paternidad global debe ser responsable también desde el propio estado, porque se debe entender fácilmente que una familia supone una apuesta firme por el futuro de cada país, desde la solidaridad de un hombre y una mujer, y el tener hijos no debe limitarse a ser una mera aspiración de pura satisfacción personal, para quien tiene dinero, un buen trabajo y un estatus social determinado, que le permite entonces poder tener hijos.
El dinero, el trabajo no deben ser los determinantes únicos para tener familia
La ley de paridad que nos ampara actualmente y que discrimina positivamente a las mujeres, me rebela desde mi condición de mujer porque creo que no hay peor situación que la de la mujer machista, que le cabe defender esta desigual discriminación y se aprovecha de ella en detrimento de hombres valiosos frente a mujeres que no lo son.
Todas las mujeres-madres tendríamos que exigir, hoy antes que mañana, la equiparación en el trato social, familiar y económico con los varones-padres, porque ellos también tienen y pueden desarrollarse mas y mejor en su hogar si se les deja.