Papá y mamá, por favor NO corráis

Papá y mamá, por favor NO corráis

Papá y mamá, por favor NO corráisPapá y mamá: Cuando uno se organiza la vida, a veces se olvida de contar con el tiempo que tiene que organizarse para también darse a los demás.

Nuestras 24 horas del día de todos los días del año, no son solo para nosotros, en concreto para «los padres que tienen hijos lo tienen claro».

En nuestras 24 horas, tienen que estar claras las cosas ya programadas en conciliación a los horarios necesarios que a veces a la fuerza están presentes  dentro del continuo orden necesario de una vida llena de planes. Pero también tenemos que tener muy claro que hay veces que también  habrá situaciones imprevistas que nos van surgiendo y que también ocupan su tiempo.

 

Tanto el tiempo programado como el tiempo reservado para los imprevistos, nos hacen muchas veces tener muy poco tiempo de sosiego para la atención a la familia. Tiempo de sosiego para la familia es tiempo de no hacer nada y de estar ahí con los tuyos. Como ”No por mucho madrugar amanece más temprano”, tenemos que ser capaces de administrarnos bien aunque tengamos que:

 

 

 

«Hacer lo urgente en muchos casos, pero sin abandonar o desplazar lo importante que es la atención a la familia»

Sabiendo priorizar podrás conseguir regalar a nuestro matrimonio y a nuestros hijos, tiempo de paz y tranquilidad. Es verdad que haciendo las cosas más deprisa nos da tiempo a hacer más cosas, pero… ¿Qué cosas son las que de verdad nos tienen que importar?, todas o sólo las necesarias para que en nuestra familia se tenga una imagen positiva de lo que es ser padre y madre o hermano con las cosas buenas y malas de cada día.

El mejor secreto para conseguirlo: vivir sin tener prisa por vivir

Si de verdad queremos hacer algo importante por los hijos, es no tener prisa por convivir, parecido a lo que también hacen los abuelos cuando están con sus nietos y les regalan tiempo con historias,  canciones y anécdotas familiares ya pasadas, sin dejar de mirarles a los ojos sonriendo.

Aprendamos de nuestros padres, los ahora abuelos, a querer a nuestros hijos dándoles nuestro tiempo como si todo el tiempo fuera solo para ellos.

 

Nuestra familia no es una cosa más, es lo más importante del día y de cada día y después, todo lo demás

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