Si eres de los que vives sumergido en tus «por si acaso…» atrévete a conocerte más y mejor y pon limites a vivir una vida queriendo controlar hasta los más mínimos detalles futuros pensando que gracias a tus «por si acasos..» nadie de los que te rodean sabe hacerlo mejor.
Si tu bolso o tu maleta esta llena de «por si acasos» terminarás por llevar un macuto de supervivencia o una unidad de urgencias móvil de cosas que quizás no vayas a utilizar en un corto o medio plazo.
Ser una persona de «por si acaso”, lejos de dar seguridad y tranquilidad a los demás puede llegar a transmitir una actitud agorera y de urgencia por futuribles no graves pero que están siendo una carga mental para ti, las 24 horas del día.
Los «por si acasos» no nos dejan aceptar la evolución de muchos acontecimientos que fueron menos gravosos de lo que nos imaginábamos, o también crear un clima de sobreprotección en los niños o de desconfianza en la pareja que no ayuda en nada a las relaciones interpersonales. Los por si acasos no nos dejan ver el momento de dar autonomías o arriesgar por algo nuevo.
Este post de nuestro colaborador Esteban Noguer (neuropsicologo y experto en niños y adolescentes TDH), es un gran manual de instrucciones para ser feliz y agradecido con lo que se tiene y ser creativo con lo que te viene y tienes que resolver “aquí y ahora” y no desde ayer.
Deseando que os guste.
ANALISIS DESDE EL AMBITO TERAPEUTICO
Origen de los «por si acaso”
Los «por si acaso» son comportamientos o acciones que surgen de la incertidumbre o el miedo a enfrentar situaciones futuras imprevistas o desfavorables. Esta actitud puede tener raíces psicológicas en la necesidad de control o en la falta de confianza en la capacidad para manejar lo desconocido.
La actitud «por si acaso» se caracteriza por la precaución excesiva o la anticipación de posibles problemas o eventos negativos. Quienes adoptan esta actitud tienden a tomar medidas preventivas o a estar preparados para situaciones hipotéticas, incluso si es poco probable que ocurran. Esta actitud puede manifestarse en diferentes aspectos de la vida, como la planificación financiera, la seguridad personal o la toma de decisiones cotidianas. En resumen, implica actuar en función de posibles futuros eventos no deseados, aunque puedan ser improbables.
Una persona que plantea la vida desde esta perspectiva, puede adoptar las siguientes actitudes y comportamientos:
- Desperdicio de recursos: Muchas veces, los «por si acaso» implican acumular cosas, gastar dinero o invertir tiempo en preparativos innecesarios.
- Estrés y ansiedad: La constante preocupación por lo que pueda ocurrir en el futuro puede generar un alto nivel de estrés y ansiedad, afectando negativamente la salud mental y emocional.
- Falta de adaptabilidad: Al centrarse en prevenir situaciones que podrían no suceder, se limita la capacidad de adaptación y resolución de problemas en tiempo real.
- Impacto en las relaciones interpersonales: La tendencia a actuar bajo el impulso del «por si acaso» puede generar conflictos con otras personas, especialmente si implica imponer restricciones o limitaciones a quienes nos rodean.
Detección de los «por si acaso»
- Reflexión personal: Ser consciente de las propias motivaciones y comportamientos es fundamental para identificar si se está actuando bajo la influencia del «por si acaso».
- Patrones de comportamiento: Observar si hay una tendencia recurrente a tomar precauciones excesivas ante situaciones que podrían no ser tan probables o amenazantes.
- Impacto en la calidad de vida: Evaluar si estas acciones están contribuyendo positivamente a la vida cotidiana o si, por el contrario, están generando más estrés y preocupación.
Consecuencias para los hijos de los «por si acaso»
- Modelo de comportamiento: Los padres que actúan constantemente bajo la influencia del «por si acaso» pueden transmitir este comportamiento a sus hijos, quienes pueden adoptarlo como un modelo de cómo enfrentar la vida.
- Ansiedad y miedo: Los niños que crecen en un entorno donde se les enseña a temer constantemente lo desconocido pueden desarrollar altos niveles de ansiedad y miedo hacia el futuro.
- Falta de autonomía: La sobreprotección derivada de los «por si acaso» puede limitar la capacidad de los niños para tomar decisiones por sí mismos y desarrollar habilidades de resolución de problemas.
- Dificultad para enfrentar desafíos: Al no haber tenido la oportunidad de experimentar y enfrentar desafíos por sí mismos, los hijos de los «por si acaso» pueden volverse menos hábiles para enfrentar situaciones difíciles en la vida adulta.
- Impacto en la autoestima: La sobreprotección puede transmitir el mensaje de que los niños no son capaces de manejar las dificultades por sí mismos, lo que puede afectar negativamente su autoestima y confianza en sí mismos.
- Dificultades en las relaciones interpersonales: Los niños que han sido criados bajo el paradigma del «por si acaso» pueden tener dificultades para establecer relaciones saludables y equilibradas, ya que pueden volverse dependientes emocionalmente de los demás o tener dificultades para establecer límites adecuados.
“Por si acaso” en el ámbito de la pareja
Estar instalado en el «por si acaso» puede tener implicaciones en la vida de pareja, y estas varían según el contexto. Aquí hay algunas posibles incidencias:
- Falta de compromiso total: Si uno o ambos miembros de la pareja están constantemente pensando en «por si acaso», puede indicar una falta de compromiso total con la relación. Esto puede manifestarse en falta de confianza en el otro, lo que puede llevar a una desconexión emocional y a dificultades para construir una relación sólida y satisfactoria.
- Dificultades para comprometerse: Estar instalado en el «por si acaso» puede hacer que sea difícil para uno o ambos miembros de la pareja comprometerse completamente con la relación. Esto puede llevar a conflictos y frustraciones, ya que puede haber reticencia para tomar decisiones importantes o para invertir completamente en la relación.
- Problemas de comunicación: Si uno o ambos miembros de la pareja están constantemente pensando en «por si acaso», puede haber dificultades para una comunicación abierta y honesta. Esto puede crear un ambiente en el que las preocupaciones y los deseos no se expresen claramente, lo que puede llevar a malentendidos y resentimientos.
- Inseguridad y ansiedad: Estar instalado en el «por si acaso» puede estar vinculado a la inseguridad y la ansiedad en la relación. Esto puede manifestarse en comportamientos como el celo excesivo, la necesidad de control o la evasión de compromisos emocionales. Estos comportamientos pueden ser perjudiciales para la relación y pueden crear un ambiente de tensión y desconfianza.
- Falta de intimidad emocional: La preocupación constante por el «por si acaso» puede dificultar el desarrollo de una intimidad emocional profunda en la pareja. Si uno o ambos miembros de la pareja están constantemente a la defensiva o preocupados por lo que podría salir mal en el futuro, puede ser difícil abrirse emocionalmente y conectar de manera significativa.
En resumen, estar instalado en el «por si acaso» puede tener varias implicaciones negativas en la vida de pareja, incluyendo falta de compromiso, dificultades para comunicarse, inseguridad y falta de intimidad emocional. Es importante abordar estas preocupaciones y trabajar juntos para construir una relación basada en la confianza, el compromiso y la comunicación abierta.
Solución de los «por si acaso»
- Practicar la aceptación: Aceptar la realidad de que no se puede controlar todo lo que sucede en la vida y que es imposible prever todas las eventualidades.
- Desarrollar habilidades de afrontamiento: Aprender estrategias para manejar la incertidumbre y la adversidad de manera efectiva, en lugar de intentar evitarlas a toda costa.
- Enfocarse en el presente: Concentrarse en el momento presente y en las acciones que se pueden tomar ahora mismo para mejorar la situación, en lugar de preocuparse constantemente por el futuro.
- Buscar ayuda profesional: En casos donde el miedo o la ansiedad asociados con los «por si acaso» sean abrumadores, buscar la orientación de un terapeuta o consejero puede ser beneficioso para aprender a manejar estos sentimientos de manera saludable.
Esteban Noguer
Coach, Experto en Inteligencia Emocional