“Dejar de ser el hombre o mujer que uno sabe que es, un contrasentido vital e intelectual”
Un hombre que para darse a valer en el mundo, se dedica a imitar a las mujeres y se feminiza, deja de ser el mismo.
Una mujer que por integrarse mejor en el mundo se dedica a imitar a los hombres y se masculiniza, también deja de ser ella misma.
El ser y el estar, es lo que llena y da sentido a nuestra vida e impulsa los latidos de nuestro corazón.
El tener y el poseer sin embargo es en gran medida el peso muerto que puede frenar los latidos de cada corazón.
Ni hombres feminizados ni mujeres masculinizadas, pueden conciliar habilidades y limitaciones reales donde todos hombres y mujeres nos aceptemos como somos y también aceptemos a los demás como son sin más restricciones culturales o ideológicas…
«Travestir nuestra identidad solo para conseguir ventajas personales, nos traiciona a nosotros mismos»
No es fácil conocerse bien como hombre y/o como mujer, pero que no sea fácil no nos justifica para no intentarlo. La suma de nuestra identidad sexual y nuestra identidad personal es mucho más que lo que tenemos y poseemos es nuestro saber ser y estar y esto es lo que nos motiva para llevar a cabo cualquier proyecto que esté en nuestras manos.
Durante décadas a la mujer le ha sido difícil ocupar el espacio y el sitio que se merecería. Actualmente el hombre al igual que ha hecho la mujer, debe trabajar más duro para a ubicarse en el espacio y el tiempo que también le corresponde por derecho propio y no solo por el poder de ser hombre, como ha ocurrido hasta ahora.
Hombres y mujeres no deben ningunear su perfil más humano. El hombre puesto en su lugar no necesitaría pisotear a la mujer por la fuerza porque él tiene su puesto. La mujer no necesitara luchar o ningunear al hombre porque ella tiene su sitio y él el suyo.
Gran parte de los hombres y mujeres infelices, hacen infelices a los demás por falta de poder ser ellos mismos y sentirse orgullosos de ello y por ello.
Antes a los hombres les enseñaban desde pequeños a posicionarse frente a otros hombres y mujeres por la fuerza bruta y no por el valor de ser ellos mismos.
Antes era políticamente correcto: “Que gane el más fuerte y aunque no sea el mejor”
Hoy lo políticamente correcto ya debería ser: “Que gane el mejor aunque no sea el más fuerte»
No puedo estar más de acuerdo. A veces queremos ser lo que no debemos.
Muchas gracias Ana por tu comentario. Es arriesgado así hablar en la red pero debemos seguir testimoniando simplemente las cosas con sentido com-un