La otra cara del Bullying escolar se llama acoso al profesor
El acoso escolar tiene muchas caras y todos los escenarios son igual de crueles:
- Acoso escolar del alumnado hacia su profesor.
- Acoso escolar entre compañeros.
- Acoso escolar del profesor hacia los alumnos.
El maltrato, acoso o Bullying al profesor es un problema a nivel mundial. Es mayor en la Enseñanza Pública que en las Instituciones Privadas. En los Niveles de Enseñanza Secundaria se ve más que en el resto de niveles de Enseñanzas Superiores.
Ser joven, sin experiencia o mujer son factores de riesgo para recibir maltrato físico verbal y psicológico
Las estadísticas además nos dicen que el 25% de los profesores tienen una baja oficial o circunstancial cada año debido a problemas de estrés y conflictividad en el aula.
“Los profesores son héroes de la enseñanza por falta de educación en su aula
El acoso escolar entre los compañeros es potencialmente un acoso entre iguales. Los otros acosos no parten de posiciones entre iguales y es precisamente de una de estas dos situaciones de las que ahora quiero reflexionar:
«La violencia en el aula hacia el profesor no es una violencia entre iguales»
Es una violencia desigual y vertical entre un menor y un adulto, uno trabajando y el otro formándose. El fin de cada uno es bien distinto y está lleno de matices. Esto se refleja tanto en expectativas como en atribuciones sociales, legales, profesionales y personales hacia el profesor. Y también al hecho de que el alumno acuda al colegio durante una etapa de desarrollo fundamental de su vida.
Hay algunos momentos de esta amplia y obligatoria etapa escolar donde las interferencias entre profesor, alumno, dirección y padres pueden llegar a producir problemas de convivencia dentro del aula. Esto puede llegar a afectar muy negativamente al proceso de enseñanza-aprendizaje y preparación para la vida, que se desarrolla entre algunas de las partes afectadas. Pero que casi siempre acaba pivotando la cruda realidad sobre la actuación del profesor en su aula.
Si al profesor se le acaban las posibles herramientas para resolver un conflicto en el aula, lo normal es que el conflicto crezca en intensidad y en cantidad de personas implicadas y afectadas negativamente y que termine pasando a mayores dentro y fuera del aula.
«Tú como profesor puedes ser su único o principal sanador»
El conflicto pasará a no limitarse a ser un tema a un líder de la clase y su profesor. Puede ser un conflicto en el que estén involucrados varios alumnos contra el profesor y no de manera esporádica sino de manera organizada. Y así hasta convertir el acoso al profesor en una actividad programada que se dedica a boicotear la clase de cada día siempre el mismo y con el mismo profesor incluso llegando a extorsionarle fuera del aula.
«El Bullying al profesor no afecta a todos los docentes por igual»
En el lenguaje entre un alumno y su profesor hoy en día no está bien visto que existan:
- Barreras diferenciadoras.
- Límites de autoridad.
- Márgenes de distancia entre ambos.
Esto hace que el alumno no se comporte en el aula diferente a como se comportaría en un bar de copas, en un bus, en un partido de fútbol, en el cine o en la discoteca. Eso le hace no saber distinguir las luces de las sombras en sus diálogos entre unos y otros, porque para el alumno adolescente:
«No hay distancia que le marque, ninguna distancia diferenciadora de trato con su profesor ya que tampoco marca distancias de trato en el cariño con sus padres”.
Según él, sus padres y profesores no los ha elegido son una imposición para todos los días y por ahora solo los tolera en el mejor de los caso con indiferencia.
Los profesores saben que durante la adolescencia de sus alumnos poder tener orden y control en el aula y que al mismo tiempo no haya tensión es casi imposible. Al mismo tiempo, los alumnos son conscientes de dos cosas:
- Que el profesor por desgaste a lo largo del año tiene un límite psicológico y moral. Y que determinados comportamientos terminan provocando en el aula y en el profesor «la tormenta perfecta».
- Los alumnos no van buscando directamente ni la ruptura emocional, personal ni profesional del profesor. Pero lo que si van buscando es la quiebra de autoridad moral del profesor dentro del aula y todo lo que su figura representa.
Con la quiebra de la autoridad del profesor dentro del aula, los alumnos han vencido mucho más que a su persona. Porque a lo que han vencido es a la integración de todo lo que supone estar dentro del sistema educativo y lo que ello lleva implícito en su desarrollo.
Rebelarse al profesor en que se cumpla el horario, el silencio necesario, el orden oportuno, la adquisición de los conocimientos programados, el diálogo concertado… es no dejar que el profesor monitorice adecuadamente la micro-célula escolar que es su aula.
“Para los alumnos el Bullying al profesor es un juego para ver quien gana, a cambio de no estudiar”
Los alumnos no son todos iguales. Los contenidos tampoco son todos iguales ni su dificultad. Luego el profesor no puede ser igual para todos los alumnos en su proceso de aprendizaje.
«El profesor por todos estos motivos no es ni puede ser una figura democrática dentro del aula, si queremos que enseñe a cada uno de sus alumnos como cada uno lo vaya necesitando”
En el momento en que al profesor los alumnos le quitan la autoridad que le corresponde, les es muy fácil adoptar conductas de riesgo que terminan convocándole estrés al profesor y desorden en el aula.
Si el profesor sufre este desgaste emocional durante todo el año escolar y no se da de baja antes de que acabe el curso, puede terminar por sufrir al comienzo del siguiente curso “Síndrome Post-vacacional”. Y luego, la consiguiente baja por depresión antes de que lleguen las Navidades.
Hay que tener en cuenta que cuando un profesor acude al Jefe de Estudios es porque ya se ha quedado sin recursos pedagógicos en el aula. Ya está al límite de sus recursos emocionales para poder controlar más y mejor la situación. Estamos hablando de un tema muy serio porque:
«Están en juego estabilidad de personas, competencias profesionales y futuros desarrollos personales»
Las aulas a menudo se convierten en verdaderos campos de batalla por múltiples razones. En esas condiciones desempeñar la tarea de profesor, exige disposiciones que podrían calificarse de “innecesariamente heroicas”.
Los alumnos ya no “les impone” poder suspender. Es porque entramos en el siguiente problema: cuando “suspenden” sus padres saben que les protegerán desautorizando el trabajo del profesor antes que cuestionándose la actitud o aptitud de su hijo.
«Cualquier atisbo de autoridad y/o profesionalidad en la actuación pedagógica del profesor le puede comprometer y parecer que actúa con autoritarismo»
Así que si su trabajo se limita a intentar enseñar su asignatura con “ilusionismo mental” y sin que parezca que detrás de su enseñanza hay un aprendizaje “con exigencia y esfuerzo intelectual” no tendrá problemas con casi nadie…
Si en su clase se vive en un continuo “A mí qué me importa” por parte tanto del profesor como de sus alumnos, la educación queda reducida a una “instrucción de Low Cost”. Así, la enseñanza se convierte en un seguro escolar libre de acoso hacia el profesor. Pero como contrapartida este tipo de educación tendrá como primera consecuencia actitudes “relativistas y buenistas” donde la actitud será:
«No hacer nada con nadie a sabiendas que eso significa hacer y mucho contra todos”.
Los profesores tienen difícil arreglar por sí mismos la situación. Porque los alumnos gozan de una elevada permisividad en su casa porque sus padres tienen miedo a ejercer la autoridad y perder a sus hijos. Así los profesores tienen las “manos atadas” para ejercer su autoridad porque dependen de la “Comisión de Convivencia”, el “Consejo Escolar” o el Director del Centro, para tomar decisiones disciplinarias. Así los alumnos se manejan en un limbo vació de autoridad por quienes deberían estarla ejerciendo.
«Tolerancia cero a la humillación pública del profesor en el aula, comprensión diez con la mochila emocional del alumno que altera el orden en el aula». |
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