María Pérez-Tomé
Maestra de Ed. Primaria
El final de la etapa de Ed. Primaria no sucede en junio de 6º. Retrocedamos un poco y miremos con lupa desde el comienzo de 5º. Es ahí cuando, como padres y profesores, nos lo jugamos todo.
No es tiempo de barbecho. Lo que no sembremos ya, raramente lo vamos a recolectar. La buena noticia es que a los diez años el campo está fértil para dar buenos frutos. La mala noticia es que si no aprovechamos el dulce otoño de quinto y los meses que le siguen, quizá las malas hierbas comiencen a brotar y a enraizarse en exceso.
Ahora que ya hemos superado septiembre con el lío de los libros, nuevos profesores, incertidumbre del nuevo curso… es el momento de ocuparnos de lo que realmente importa y que no siempre está en los libros: del futuro adulto en el que mi hijo se va a convertir. Sí, mi niño ya se nos hace grande.
El curso de 5º es un año muy especial. Los alumnos suelen estar muy receptivos al aprendizaje y muestran muy buena actitud, tanto con sus compañeros como con los adultos (profesores y padres). Durante este año son fundamentales los valores y conductas que les inculquemos. Después, viene la adolescencia y lo que no hagamos ahora, va a repercutir en los próximos años.
Un niño educado en valores, en esfuerzo, en respeto, en estudio… suele ser un adolescente con la rebeldía de bajo perfil y termina siendo en el futuro un adulto feliz del que nos sentiremos orgullosos como educadores.
Me gustaría comenzar haciéndoos una pregunta cuya respuesta cada uno la encontrará al final de la lectura. Se suele decir que los padres debemos plantearnos qué mundo deseamos dejar a nuestros hijos. Pero yo creo que esa no es la cuestión. La verdadera reflexión es:
¿Qué hijos vamos dejar para este mundo?
Como padres no lo tenéis fácil, pero mirar hacia otro lado o esperar a que otros hagan vuestro trabajo, no ayuda a responder esta pregunta de forma responsable. Educar puede ser difícil, pero no imposible. Qué mejor que pensar que la generación de vuestros hijos pueda a ser la que cambie el mundo y lo convierta en un lugar mejor y más seguro. De esta generación van a salir abogados, médicos, cocineros, deportistas, empresarios, profesores, policías, artistas… Cada uno, a su manera, tendrá una responsabilidad en la vida que la llevarán a cabo en función de lo que nosotros como educadores le hayamos querido transmitir.
Teniendo en cuenta que sois unos padres nacidos en el siglo XX, pero que vuestros hijos son del XXI, os quedan tres retos importantes. Los grandes retos de la vida en el siglo XXI son: la ecología (planeta sostenible), aprendizaje de contenidos adaptados a la realidad y la formación como persona. No hay excusas. Todo lo que se puede aprender, se puede enseñar, aunque a veces tengamos que insistir e insistir. Pero merece la pena.
I. Un planeta sostenible depende de pequeños gestos cotidianos, pero importantísimos que deben formar parte de nuestra vida cotidiana:
LAS 4 R:
Reciclar- Reducir- Reutilizar- Reparar
II. La cultura del esfuerzo en su aprendizaje académico es la base de su éxito profesional y personal. Su autoestima se irá forjando a lo largo de este tiempo, ganando en seguridad y satisfacción, sintiéndose feliz consigo mismo.
El dilatar este reto para más adelante es solo pan para hoy y hambre para mañana. El mundo sigue avanzando y, para cuando se quiera enganchar, le va a ser complicado ponerse al ritmo de los demás.
Si transmitimos desde la positividad y desde nuestra satisfacción la importancia del esfuerzo, para vuestro hijo es mucho más fácil y agradable. Intentemos que su primera opción de profesión en el futuro no sea convertirse en youtubers o en colaboradores de Tele5.
III. Su formación como persona engloba todo lo anterior y más. Este reto no comenzará este curso, este reto lleva formando parte de su vida desde su nacimiento.
Es verdad que hasta ahora han necesitado nuestra supervisión en aspectos muy básicos, pero ya no. Y eso es lo bueno, ahora nos toca centrarnos en el desarrollo de su inteligencia emocional, en los valores que van a hacerle diferente, en la potenciación de las cualidades que posee y en el perfeccionamiento de aquellas condiciones que le cuestan o no tiene.
Para todo ello es fundamental trabajar valores de forma natural en los actos cotidianos sin grandes aspavientos ni desafíos alucinantes, no necesitamos que nuestro país esté en guerra para ser amantes de la paz. Como adultos, nosotros debemos ser los primeros impulsores y ejemplos de esas conductas.
VALORES RECOMENDABLES:
Inocencia: seguir creyendo en la bondad, en la amistad, en los Reyes Magos, en la magia…
Ilusión: evitar que se sientan hiperregalados, eso les quita la ilusión por cosas sencillas o nuevas. Aprender a saber esperar, las ilusiones no materiales son importantísimas, favorecer las mariposas en la tripa.
Aceptación: aprender a admirar los éxitos de otros (famosos, compañeros o personas cercanas), desear conseguir metas dentro de sus posibilidades, practicar deporte, manualidades, actividades artísticas…
Responsabilidad: es fundamental para poder crecer en todos los aspectos. Un niño irresponsable de sus actos, se vuelve un tirano con los adultos y termina siendo rechazado por sus compañeros.
Desear: es bueno ayudarles a tener deseos, son la base de la felicidad y de una actitud alegre ante la vida. Los deseos no siempre deben estar basados únicamente en cosas, los deseos más bonitos son los que no se pueden comprar.
Amistad: a esta edad los amigos comienzan a ser una parte muy importante de su vida. La amistad necesita de otros valores: sinceridad, generosidad, respeto…
Autoestima equilibrada: con todo lo anterior, les va a ser mucho más fácil tener paz interior y gratitud hacia todo lo que le ofrezca la vida. Es decir, se va a notar muy feliz consigo mismo y con lo que le rodea, sin sentirse frustrado e irascible ante cualquier situación que no sea la esperada.
- Cuando vemos en el telediario noticias como los altercados callejeros después de los botellones, el acoso a personas con minusvalías, las manadas de violencia sexual… Yo siempre pienso que esos chavales, un día, tuvieron 10 años y que seguro que sus padres se estarán preguntando: ¿qué no hicimos bien para que nuestros hijos sean así? Ahora es nuestro momento para conseguir que nuestros hijos solo salgan en el telediario por haber llegado a ser personas íntegras profesional y personalmente.
- El hecho de que vuestros hijos sean ciudadanos del siglo XXI, por nacimiento, nos debe hacer reflexionar sobre un punto fundamental en el que nos llevan ventaja y siempre va a ser así (aunque eso no nos exime de responsabilidad). Me refiero a: Internet, dispositivos electrónicos, videojuegos, chats, series de plataformas…
- La palabra juego ya no significa lo mismo, nuestro concepto de jugar es propio del siglo pasado. Para ellos un juego está vinculado a una pantalla, a unos jugadores conocidos o desconocidos, a un nivel de agresividad alto, a una competitividad violenta… Y todo ello envuelto con el lazo de la palabra JUEGO.
La mayoría son juegos cargados de contravalores que, como padres, les compráis y después, cuando hay que poner límites, ya no podéis deshacer lo hecho.
En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe en el que se catalogaba el abuso de los videojuegos como un trastorno y una adicción.
- No podemos olvidar la influencia tan peligrosa que tienen los youtubers e influencers en sus conductas, ropa, vocabulario, mensajes y publicidades ocultas, incitación al consumismo…
- Las redes sociales son una herramienta tan buena como peligrosa. Yo las comparo con los cuchillos que tenemos en el cajón de la cocina. Los tenemos ahí porque son necesarios, pero antes de que vuestro hijo los use, esperamos a que tenga una edad adecuada, le explicamos cómo y para qué se utilizan y le supervisamos mientras lo tiene en las manos para así asegurarnos que lo hace bien y evitar el peligro que puede tener por el simple hecho de ser cuchillos. Pues con las redes sociales, lo mismo.
– Las redes sociales conllevan un peligro relacionado con el colegio: bullying. Recordad que vuestro hijo no está exento de ser acosado, pero también puede ser el acosador, por muy inocente que creamos que es. Mi consejo es que no tienen edad para redes sociales, salvo si es para un uso académico con un adulto educador como miembro del grupo.
– Es fácil escuchar que siempre ha habido en lo colegios algún “rarito” y que no es nuevo el meterse con este tipo de niños. Ese análisis es demasiado simplista. Antes, ese tipo de acoso sucedía solo dentro del recinto o del horario escolar y después el niño acosado tenía una vida tranquila. El bullyng es un acoso virtual que dura 24 horas, 7 días a la semana y puede alcanzar perímetros inimaginables.
- Del móvil con 10 años o antes, conectado a Internet, ya os podéis imaginar mi opinión.
- La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha alertado que la edad media de acceso a la pornografía entre los menores se sitúa en los 8 años. El primer error es pensar que tú hijo eso no lo va a hacer.
– La pornografía del siglo XXI no son fotos de chicas desnudas. La pornografía a la que tiene fácil acceso vuestro hijo son escenas y vídeos cargados de violencia que generan una importante deformación sexual y de carácter machista, y sobre todo con un gran impacto en la sensibilidad en un niño de 10 años.
– Vuestro hijo quiere saber sobre sexo, SÍ. De nosotros y de nuestro cariño a la hora de informarles de algo tan natural en la vida, va a depender cómo va a ser su educación sexual de adulto.
- Disfrutad al máximo este 5º curso. En 6º, algunas cosas no van a ser tan fáciles. Nos acercamos a la adolescencia, unos van más rápidos que otros. No debemos acelerar ni adelantarnos, sin prisas. Cuidando y poniendo límites a su vestimenta, forma de hablar, palabrotas, formas de ocio, música, bailes, gestos, series, mundo virtual…
- A pesar de lo anterior, se da la contradicción de que los niños cada vez son más infantiles en todo lo relacionado con la madurez personal, responsabilidades, esfuerzos… Pero luego, contrasta con el alto grado de sexualización en el que se ven inmersos. De nosotros depende que nuestros chicos vivan como un niño de 10 años y no como un adolescente de 14 sin la madurez para digerirlo adecuadamente.
Por último, os vuelvo a hacer la pregunta del comienzo:
¿Qué hijos vamos dejar para este mundo…?
Ahora es el momento de responderte
María Pérez-Tomé
Maestra de Ed. Primaria