Crecer entre hermanos favorece la igualdad y la tolerancia

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Crecer entre hermanos favorece la igualdad y la tolerancia

hermanosCrecer entre hermanos es la mejor escuela para amar en igualdad

 

La oportunidad de  tener o no tener hermanos con los que crecer y educarnos depende en gran medida de la voluntad de nuestros padres, cuando eligieron un modelo de familia nuclear más o menos extenso.

 

 

Pero tener hermanas o hermanos ya no depende tanto de la voluntad de los padres como de la genética.

 

  • No es lo mismo no tener ni hermanas ni hermanos que tenerlos.
  • No es lo mismo solo tener hermanos y no tener hermanas o viceversa.
  • No es lo mismo ser el mayor, el mediano o el pequeño y así podríamos ir generando múltiples variantes dentro de las familias en función de las posibles relaciones de los hermanos entre si.

 

Estas diferencias son las que hacen posible que cada familia es la que es y que cada familia es única, porque cuenta con recursos afectivos irrepetibles

 

Por muchas familias de 2 ó más hijos que conozcas todas y cada una de ellas serán siempre diferentes a la tuya y todas ellas entre sí nunca debieran ser comparables, sobre todo porque en cada familia se crean unas relaciones afectivas y familiares especificas para cada unidad familiar.

En la misma línea de no comparar unas familias con otras, ocurre lo mismo si nos referimos a las familias que tienen un solo hijo, ninguna de ellas debieran ser comparables ni entre si ni con las que tienen mas de un hijo.

Lo único es que si es cierto,  es que la ausencia de hermanos, sí puede llegar a ser un factor determinante del presente y del futuro afectivo de ese hij@ único y de la relación íntima familiar que mantendrá en exclusiva con sus padres desde que nació hasta que se independizo y a veces incluso después de independizarse todavía aparecen reminiscencias de necesitar más atención afectiva en exclusividad, a diferencia de las personas que crecieron compartiendo el afecto con el resto de sus hermanos y sus padres.

El pleno desarrollo de la afectividad de los hijos tiene un punto de partida: conocer y valorar su origen a través del amor de sus padres y de sus abuelos. Y por otro lado a demás de su origen necesita también aprender a conocer y desarrollar dentro de su  proceso afectivo, el trato y el cariño entre iguales que debe mantener con  sus herman@s.

Cuando se tienen herman@s, siempre habrá uno que es mayor que otro o siempre hay uno que es menor que otro. 

 

La desigualdad de edad entre hermanos, no debe suponer desigualdad de trato.

 

La relación  de amor entre iguales que se desarrolla entre los  hermanos lo que provoca en el mayor  son sentimientos de gran protección y de ayuda hacia su hermano menor. Ser el mayor no le debe colocar afectivamente en una situación de abuso o desigualdad.

Cuidar a tu hermano o quererle como a ti mismo te da la posibilidad de hacerte más fácilmente sensible al dolor no solo cercano sino también el ajeno.

Una vez que uno aprende a convivir con hermanos es difícil mostrarse lejano o  indiferente a los demás. Esto no quiere decir que los que no tienen hermanos sean personas ajenas al dolor humano, sino que la sensibilidad afectiva esta en permanente desarrollo cuando tienes hermanos y que no teniendo hermanos debes buscar motivos para incentivarla o será mas fácil llegar a ser mas individualista en relación con todo aquel que no sean tus padres.

 

Los padres son una pieza clave en las relaciones entre hermanos porque son ellos los que deben fomentar y proteger no tanto los valores materiales sino los valores familiares que muchos de ellos se desarrollarán a través de las relaciones entre hermanos.

 

Una familia de hermanos sin padres que cuide el cariño fraternal y el amor entre iguales es como una familia decapitada y sin rumbo fijo. El amor de los padres entre si y el amor a su cada uno de sus hijos es lo que da sentido a la existencia de cada hijo y a la de sus hermanos. Al no recibir el cariño de sus padres, los hermanos su unen entre si por la necesidad o las carencias que sufren, es decir su unión fraternal se convierte en pura supervivencia.

 

Los padres son también una pieza clave para educar a los hijos en la igualdad de trato entre hombre y mujer.

 

La buena relación entre  hermanos de igual o distinto sexo se puede aprender y fomentar desde pequeños y desde la intimidad del hogar si hay unos padres que se ocupan de enseñárselo a diario.

La violencia machista, domestica y de genero generan un maltrato provocado por el trato desde la desigualdad. Esa desigualdad se fragua muchas veces en el desequilibrio que puede existir en el trato desigual o el maltrato consentido entre  hermanos y hermanas  o entre el padre y la madre.

La igualdad de trato entre hombre y mujer debe fraguarse en  la cocina, el cuarto de baño o el cuarto de estar de cada familia.

Conocer como tratar bien tanto a una mujer como a un hombre gracias a tu padre, tu madre o la relación familiar con tus herman@s, convierte a la familia en la primera escuela de igualdad natural entre sexos desde la cuna y ya desde antes de salir a la calle, a la escuela o al trabajo.

 

El amor fraternal nos ayuda a todos a  querer y a tolerar no solo a tus hermanos  de sangre, sino también a los demás desde la igualdad de trato.

 

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