Mucho se habla de conciliación de la vida familiar y laboral pero que poco se habla de la conciliación del día con la noche personal y matrimonial
Duermas solo o acompañado, es importante no imponer tu falta de conciliación de la noche y el día, ni a ti mismo ni a los demás.
La conciliación entre tu vida por la noche y la vida de día debe ser una prioridad si quieres dormir como un niño
Cuando uno cumple años, debe ser consciente de si es una persona que descansa y duerme como un niño, o esa forma de dormir y descansar ya forma parte de su pasado, porque el desorden de mi día, ha acabado por llevarse por delante mi descanso de la noche.
Si cualquier preocupación del día te pasa factura por la noche, o cuando cualquier exceso de la noche te pasa factura antes del amanecer, quiere decirse que te ha llegado el momento de no poder vivir durante el día con la intensidad que tú quieras sino que ya debes pedir permiso al cuerpo de tu intensidad diurna, si de verdad quieres dormir y descansar al llegar la noche.
No te arriesgues queriendo ganar horas al día porque terminarás por robarle horas de paz y de descanso a la noche
Si no concilias racionalmente el día con la noche, ocurrirá que cuando llegue la hora de irte a la cama a dormir en vez de ser una necesidad positiva te produce una sensación de pereza o miedo, porque puedes no saber lo que tardarás en dormirte.
Parte de nuestro espíritu optimista y asertivo depende en gran medida de saber dosificar el día para poder disfrutar de la noche
La gran mayoría de nosotros tenemos la vida llena de alegrías y penas; preocupaciones y ocupaciones; compromisos y citas. Y así cada día del año, desde el amanecer hasta el anochecer. Debemos cuidarnos de que no llegue la noche y tengamos la cabeza y el corazón con demasiados acontecimientos, unos vividos y otros pendientes por resolver.
Nuestro cerebro necesita todas las noches encontrarse con la luna y el silencio interior y exterior y así poder sumergirnos en el mínimo descanso vital diario. A estas alturas de nuestra vida de adultos, todos sabemos cuánto horas necesitamos cada uno para obtener ese descanso vital necesario. Unos necesitamos 6, 8, o 10 horas, depende de cada uno. Pero el descanso no se acumula o se repone en un día de letargo, sino que se raciona a diario.
Es típico ir a dormir y en vez de dormir darle vueltas a las cosas que quieres que pasen e imaginar cómo quieres que pasen
¿A qué te recuerdas en esta situación? ¿Has pensado alguna vez que así es difícil poder conciliar el sueño? Quizás no es que duermas mal, sino que en esas condiciones es imposible que alguien se pueda llegar dormir como un niño.
El factor tiempo es nuestra trampa. El tiempo de la noche no nos debe atrapar entre las sabanas. Este tiempo solo debiera estar para descansar y esperar al día siguiente.
Si hacemos del desayuno un tiempo relajante, si hacemos de la siesta un tiempo exclusivo, si hacemos del aperitivo un tiempo deseable. ¿Por qué no hacemos de la noche y su descanso un tiempo sagrado?
El tiempo de la noche es un tiempo donde conciliar calidad y cantidad de las horas a dormir para descansar real y serenamente
Es en el silencio y la oscuridad de la noche donde permites que se te agolpen en tu almohada, todos los problemas del hoy y del mañana. Problemas personales de salud, familiares de tu pareja o tus hijos, problemas laborales, económicos, de relaciones sociales etc…
Si de verdad queremos arreglar nuestros problemas del día, no esperemos a hacerlo cuando nos acostamos, porque nuestra siguiente mañana será según hayamos pasado la noche anterior. Debemos cuidarnos de noche para poder vivir bien de día.
Saborear y valorar nuestro descanso nocturno no debe ser un privilegio, sino una necesidad
Ocuparnos de dejar de preocuparnos a la hora de dormir, nos ayudará a proteger una parte muy importante de nuestra naturaleza. Debemos proteger y respetar nuestra naturaleza y no vivir a diario en contra de ella.
Hay parejas que aun durmiendo solos en el mismo colchón pernoctan:
- Con serios problemas de acoplamiento personal por la noche, simplemente por ronquidos, tos, movimientos bruscos o pesadillas y que producen serios problemas de comunicación conyugal.
- Se llevan a la soledad de su almohada los problemas personales: trabajo, familia, enfermedad. En vez de buscar momentos para hablar de ellos, mucho antes de acostarse y así liberar preocupaciones antes de irse a dormir.
- Y por no ponerse de acuerdo… ya no se ponen de acuerdo ni en la hora de irse a la cama juntos.
Y para aquellos que se acuestan solos con su almohada, demos tener en cuenta que:
- Es muy duro dormir acompañado por los excesos del alcohol o las drogas. Porque producen serios daños en tu salud emocional que alterarán inevitablemente su descanso nocturno aunque sea en solitario.
En el resacón y el bajón de los excesos buscando sucedáneos nocturnos de evasión. Aunque parezca que te duermes no descansas y ello repercutirá sin duda en la calidad de tu descanso nocturno .
- Es muy comprensible que tu sueño se vea alterado por que el miedo a no despertarse a tiempo y perder la salida de un vuelo o tren y esa preocupación no te deja dormir relajadamente.
- Es muy frecuente que no puedas dormir profundamente, si sientes miedo al miedo o a la misma muerte o miedo a pesadillas repetidas.
- Es muy probable que en determinadas circunstancias la habitación donde intentas dormir te genere inseguridad. De tal manera que no te atreves a moverte pero tampoco te puedas dormir.
- Es muy humano que el resultado de unos exámenes, unos análisis médicos, unas pruebas deportivas, unas oposiciones…pueden hacerte perder la calma para poder dormir reparadoramente.
- Los sentimientos de culpabilidad o no el dolor que nos produce no perdonar a alguien o no sentirnos perdonados nos puede hacer dormir demasiado sol@.
Ya se ve que es fácil tener motivos externos e internos para hacernos perder el sueño o no llegar a descansar, todas estas circunstancias inquietantes no se deben resolver a base de somníferos, relajantes y opiáceos porque así terminarás durmiendo pero no siendo dueño de ti mismo, ni de tu tiempo de la noche en gran medida por la falta de conciliación y organización de tus 24 horas del día.
La noche se dosifica trabajando y viviendo plenamente el día, sin miedo a llegar a la cama muy pero que muy cansado. Porque como decía un amigo mío:
«….cada noche cuando llego a la cama no sé si me voy a dormir o me voy a a desmayar, por lo cansado que estoy, pero gracias a vivir el día dosificando mis fuerzas, duermo como un niño toda la noche».
El día esta para cansarse razonablemente y la noche está para descansar. Curiosamente muchos jóvenes en los fines de semana o en vacaciones usan la noche para cansarse y el día para descansar, con todos los absentismos que ello conlleva dentro de la vida de las familias, convirtiéndose el hogar y su familia en el apeadero diurno de la marcha nocturna.
Un día mal gestionado, puede no pasar factura ni al cuerpo ni a la familia, pero una falta de conciliación entre el día y la noche todas las semanas si que pasará factura al cuerpo y a la familia.
En nuestras manos está, antes de irnos a dormir , utilizar unos minutos para clasificar o seleccionar lo urgente de lo importante del día siguiente, pero una vez priorizados los temas, nuestra meta más inmediata es inducir nuestro propio descanso, sabiendo que para mañana atenderé primero lo importante y necesario y dejaré lo urgente y no necesario para cuando esto último se convierta en urgente y necesario.
Entonces llegado este momento lo atenderé de la misma que manera que atiendo lo importante y necesario y mientras llega el mañana a descansar y a dormir como un niño que es lo que toca.
Tiempo de calidad y de cantidad para la noche es concederte tiempo de calidad y de cantidad a tu vida.
Como adulto responsable cuida tu tiempo de la noche para dormir como un niño