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Comer mirándonos a los ojos

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APRENDER A COMER MIRÁNDONOS A LOS OJOS

“No se mida el colesterol, sea feliz, porque ser feliz y optimista añade ocho años a su vida. Y practique la dieta mediterránea, que no consiste en tomar aceite de oliva a cucharadas, sino en poner un mantel, cubiertos y tener compañía y no coma delante del televisor.» 

Juan Gervás, Doctor en Medicina

 

Llevo muchos años publicando diferentes posts sobre la gran importancia de la comida familiar por ser el mejor encuentro personal para la salud física y mental de las personas.

Este párrafo del Doctor Juan Gervás, me corrobora que  no estoy sola en el desierto de la educación nutricional  en el ámbito personal y familiar,  sino que los profesionales dedicados a la salud del alma y del cuerpo tenemos muchos más puntos en común de lo que pueda parecer aunque tengamos distintas y dispares especialidades.

 

“La atención y el cuidado de las personas debiera ser integral y no debiera ser o estar parcelado”

 

Cada vez hay más gente andando sol@ por la calle…, viajando sol@ en transporte público…, comiendo sol@ en un restaurante… y comiendo sol@ en su propia casa. Hoy en día las grandes familias son una minoría excepcional frente al modelo de  vida en solitario que si que es claramente mayoritario;  pero precisamente porque el ambiente general nos hacer creer que lo que antes seria chocante ahora es lo habitual, no debemos dejarnos llevar por las nuevas costumbres sociales o por nuestra comodidad personal para dejar de hacer de la comida en familia o en compañía un punto de encuentro afectivo y vital para la felicidad de todos.

 

La dieta más sana es ¡comer en compañía!

 

Es vital para la buena salud física y mental de las personas poder comer acompañado o en familia como una de las mejores dietas para ser feliz.

Comunicarse + nutrirse acompañado te ayuda a crecer por dentro y por fuera:

  • Comer en compañía es un auténtico ejercicio de comunicación desde el interior de nuestro cuerpo hacia el exterior de nuestro cuerpo y el entorno.
  • Comer en compañía te ayuda a no centrarte en tu estomago a la hora de quitarte el hambre.
  • Comer en compañía te obliga a poder hablar mientras comes, a compartir gustos y sabores, a ofrecer bebida o pan. Es decir que estas cambiando la sensación de tener hambre por el placer de comunicarte.

En las grandes familias donde las mesas suelen ser inevitablemente grandes, ocurre que cuando  la mesa es rectangular los que se sientan en el centro siempre se quejan de que ellos están siempre pasando algo de la comida… de derecha a izquierda  y a veces sin poder mirarse a la cara. Consejo para las familias a la hora de comer juntos:

 

 “Las mesas que más favorecen la comunicación positiva son las mesas redondas donde es más fácil  poder comunicarte, mirándote a los ojos mientras comes»

 

  • Comer acompañado también nos evita adquirir malos hábitos de educación y además ayuda a fomentar el ocio familiar. Educativamente hablando al comer con otros te ayuda a construir y afianzar las relaciones personales y/o familiares.

Para los padres es un gran momento para ser ejemplo para tus hijos a la hora de educar en los buenos modales. (No se come con la boca abierta, pon la mano encima de la mesa, usa bien los cubiertos, usa la servilleta, pide las cosas por favor y da las gracias)

 

“Todos  estos buenos consejos si vuestro hij@ come solo, no tiene quien le ayude y le eduque algunas normas mínimas sociales”

 

  • Comer en familia puede también formar parte del ocio familiar. Porque compartiendo mesa y mantel se piensan planes para hacer juntos, se prepara un partido de fútbol o una partida de cartas. También se habla de cine, de la actualidad, del cole. Es la gran oportunidad de dialogar de cosas que no parecen importantes. Pero que a la hora de adquirir valores sí son muy importantes para la felicidad de los que están sentados a la mesa.
  • Comer bien se mantienen mejor las formas acompañado y es una actividad más para poder  transmitir  la cultura de tu país  o las costumbres de tu familia como son  el tipo de comidas, el tipo de vajillas, cubiertos, vinos o costumbres y recetas culinarias que forman parte de tu árbol genealógico además de tus apellidos.
  • Comer acompañado favorece también la conciliación de la vida familiar y laboral de las familias. La conciliación laboral debe comenzar por una buena conciliación familiar. Y la comida es un punto a programar y organizar bien dentro  una buena  conciliación familiar.

 

En una familia organizada no se debe dejar que cada uno coma cuando tenga hambre o cuando le apetezca. Porque entonces el espacio de la cocina es el lugar donde saciar la necesidad o el desorden personal. En las familias debe haber unos horarios que garanticen las 4 comidas o al menos 2 de ellas como punto de reunión y encuentro para desayunar, comer y/o cenar. De tal manera que esos horarios intenten compensar los horarios escolares y profesionales que nos impidan comer en familia.

En las familias bien organizadas no se come lo que a uno le apetece cada vez que quiere abrir la nevera o la despensa. Ni  se come todo lo que le gusta sin pensar en los demás. Sino que se comparte entre todos los que hay, sea mucho o sea poco.

 

  • Comer en compañía favorece también buenos hábitos de higiene, que en solitario te es mas fácil ir abandonando porque comer juntos implica ir a la mesa con las manos lavadas así como lavarse los dientes después de comer. Estas mínimas normas de higiene se adquieren mejor acompañado que en solitario. La fuerza del  buen hábito de los demás te refuerza a ti también.
  • Comer en compañía favorece los sentimientos de fraternidad y solidaridad entre los que de manera habitual son compañeros de mesa: Poner  o retirar la mesa, preparar la comida, preparar el agua, los aperitivos es un motivo de ayuda a los demás que nos enseña a sentirnos útiles todos los días sin tener que irse muy lejos, simplemente sentándote a comer con los otros..

 

Un estudio realizado por la Universidad de Minnesota con adolescentes, encontró que aquellos que comían en familia, desayunaban más y mejor y consumían más fruta. Además aquellos que compartían la hora de comer con la familia eran menos propensos a la depresión y el sobrepeso.

 

 

«Cuando te sientes a comer en compañía no solo escucharás a tu estomago sino que también escucharás  fácilmente a tu corazón y serás más feliz»

 

 

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