Aprender a dar las gracias por todo es parte de nuestra educación en la felicidad y la de los demás. Compruébalo por ti mismo, es una de las mejores maneras para rematar tu verano, contigo mismo y también con los demás. Cuando uno empieza sus vacaciones, como es lógico, a veces nos sentimos llevados por una gran necesidad de descansar y ante tanta necesidad de descanso, a veces nos creamos falsas expectativas de nuestros próximos días de verano.
Volvamos a nuestras tareas cotidianas. Al inicio de las vacaciones, a veces nos creamos falsas expectativas de nuestros próximos días de verano.
Y cuando van pasando los días y no conseguimos lo que esperábamos, atribuimos nuestra decepción, entre otras cosas, a la conducta de los demás. Mi mujer, mi marido, el embarazo, los niños, mi suegra, el hotel, la arena de la playa, el calor… y un sin fin de coartadas que ayudan a excluirnos mentalmente de nuestros «fracasos vacacionales».
La felicidad que se puede alcanzar con el descanso, es algo deseable y conseguible, pero no sin tu esfuerzo personal.
Nadie tiene derecho ni a descansar ni a ser feliz a costa sólo del esfuerzo de los demás. Por muy cansados que lleguemos a las vacaciones. si no conseguimos salir de nosotros mismos y nos empeñamos en hacer grupo con los que convives, para aportarles parte de ti, no conseguirás ni descansar ni ser feliz.
Hace unos días ya hemos superado el ecuador del verano, es un buen momento para hacer una reflexión personal sobre nuestro descanso, antes de que acaben nuestras vacaciones. Durante esta reflexión, no solo hay que pensar y recordar las cosas que han salido mal y no hemos conseguido.
Es el momento de pensar principalmente, en las cosas y personas que consciente o inconscientemente, de una u otra manera, han hecho posible mi bienestar.
Te invito a coger un lápiz y un papel y para poder hacer una lista de cinco hechos que hayan sido positivos en este mes y ocúpate de ponerles cara y ojos, responsables de esas cinco experiencias o actividades que te han dejado huella. Una vez listados sus nombres, dales las gracias uno a uno, preferiblemente a solas y cuanto antes.
Nadie ha sido «tan molesto» este verano que no tenga derecho a recibir un «gracias» tuyo.
No es fácil sentirse agradecido en el momento oportuno, y dar las gracias a las personas adecuadas. Por eso mismo os invito a la reflexión, un poco antes de que volvamos a nuestras tareas cotidianas.
Tres minutos y medio de vuestro tiempo para sopesar la importancia de dar las gracias:
muchas gracias por estos articulos tan optimistas , a la vez que reflexivos. gracias por tu aportación a mi felicidad
La felicidad, es ese famoso anhelo que todo hombre y mujer desea poseer, aunque solo sea por un tiempo tan limitado como unas vacaciones No perdamos el tiempo en decepcionarnos, más bien analizar el porqué del fallo.¿Ha sido por falta de logística, de tiempo de agenda, malos asesores, clima inadecuado para el deseado descanso, el ambiente social no esperado?. Lo cierto es que es radicalizar demasiado la culpa a la circunstancia del poco descanso a los demás, todos somos los demás.Entonces todos tenemos el «deber» de colaborar, para el buen fin de esa felicidad, que es auténtica
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Nuevamente surge el planteamiento de nuestros deberes tanto como los derechos.
Siempre, y va ser siempre, hay momento, cuanto antes mejor, de dar «las gracias mil». He tenido experiencias que por este acto de amor, no solo de cortesía, sonrojar a la persona que las recibía , por falta de costumbre y te han convertido en el icono del amor y de que se te adelanten las Navidades con ramo de acebo y muérdago por un nuevo agradecimiento.
Vaya por delante mi crónico fallo de vacaciones y como no puedo culpar a nadie real, opto por sonreír y pensar «que todo es para bien».
Mil gracias Sara, muy interesante.l