10 razones para no convertir tu noviazgo en un hartazgo

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10 razones para no convertir tu noviazgo en un hartazgo

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Si no quieres convertir tu noviazgo en un hartazgo, lee esto

Ser novios es haber encontrado a aquella persona que sus ideales, principios y valores definen su existencia y encajan con tus propios valores y a la vez también con tu misma existencia. Y mutuamente queráis formalizarlo a lo largo del tiempo formando un matrimonio para crear una familia.

Cuando un noviazgo comienza, es porque ha surgido una atracción personal que nos inclina a buscar el más profundo conocimiento del otr@ a través de nuestros cinco sentidos y nuestra inteligencia. Esa búsqueda autentica del otr@ debe tener como principal fin poder y querer mejorarnos mutuamente.

Pero si en vez de poner nuestra inteligencia al servicio del “ser y estar con el otro como somos” e invertimos el objetivo de nuestra relación y creyéndonos o aparentando estar teniendo una bonita historia de amor nos quedamos en la mera superficialidad del “tener y poseer al otro», entonces nuestra relación sentimental que oficialmente podemos decir que somos novios, en realidad es un pacto de dos egocéntricos que están encubriendo de manera consentida y sensual una relación basada en el confort y el bienestar. Esto, imprevisiblemente, caducará como caduca con el tiempo cualquier posesión o intercambio puramente material.

Un noviazgo basado solo «el buen rollo» de contra-prestaciones confortables cómodas, intimistas y confortables donde el dialogo, la renuncia, el esfuerzo y el cambio no caben en el pasarlo bien, nos impedirá en un momento dado  “poder darnos a cambio de nada”.

En la vida hay muchos momentos imprevisiblemente heroicos que a todos nos llegan. Donde el amor hasta se demuestra con dolor o a cambio de nada. Y el noviazgo sirve para entrenarse también para esas situaciones donde «los momentos mágicos no existen». Donde no hay magia que valga «sino que lo que tira para arriba es «el amor en estado puro».

«Conseguir la persona ideal para amarla y respetarla todos los días de tu vida no es cuestión de ser simpatíc@ o de tener dinero»

Si de verdad no quieres convertir tu noviazgo en un hartazgo leer juntos este decálogo:
  1. Si disfrazas la verdad aunque sea por un acto bueno, te engañas a ti mismo. Porque tu persona es más que tus actos. No le defraudes al otro, ni con falsos actos ni argumentos,   siempre transparente para poder serle siempre fiel.
  2. Si no te gustas como eres, madura pero no amargues a los demás con tus incoherencias. Si no te gusta como es el otro déjale, pero no te empeñes en cambiarle. No tienes derecho ni por justicia ni por amor a la libertad de los dos. Nadie va a cambiar a base de discutir, sino por convicción propia.
  3. La violencia engendra violencia, hay violencia que suena y se oye muy fuerte pero hay otra que no suena pero te puede hacer  más daño porque te hiere el alma. Por principios no toleres la violencia de ningún tipo en tu noviazgo. Porque rompe el equilibrio imprescindible y necesario que en cualquier relación entre pares como es el noviazgo debe existir siempre.
  4. No uses el sexo como «cortina de humo o como tapadera saludable» para no ir al fondo de las autenticas cuestiones del “ser y el conocer” a la persona que amas. El «sexo seguro» durante el noviazgo tiene mucho más de genitalidad y de posesión que una vivencia necesaria para desarrollar vuestra historia de amor. Corriendo el riesgo de terminar llevándoos mejor en la cama que en el sofá que es donde se consolidan mejor y más objetivamente las bases de vuestra felicidad.
  5. No te acostumbres a creer que “como tu nadie sabe hacer mejor las cosas”, el noviazgo es un espacio de dos y para dos. NO es un territorio de dos para conquistar solo uno y este marcar su territorio. Sin la implicación de los dos no hay proyectos comunes, solo hay ideas a seguir por uno de los dos y el otro cumplirlas…
  6. Ser demasiado perfeccionista te convierte en una persona poco agradecida de lo que haces, de lo que te dan los demás con esfuerzo y de lo que a veces debes renunciar a tener o hacer por algo mejor de los otros. Siempre creerás que puedes y tienes derecho a quejarte por no haber alcanzado lo perfecto. El perfeccionista se aísla por no poder confiar en el buen hacer de los demás. Y un noviazgo sin hacer equipo es no poder saber vivir en el mismo barco una vez casados.
  7. Debes acostumbrarte a escuchar mucho más que a hablar. Pero cuando hables procura «darte» en tu forma de hablar para que tu pareja vea cariño, ternura y comprensión más allá de tus palabras. La buena comunicación es el éxito de cualquier matrimonio.
  8. Hay parejas que nunca se piden perdón, o siempre es él mismo es que pide perdón al otro. Cuando uno de los dos no tiene conciencia del dolor ajeno ni tiene sentimientos de querer reparar el daño hecho, necesitará entender que para seguir pensando en tener pareja y algún día casarse, que el perdón tiene un poder liberador y sanador para las dos partes y que nadie es perfecto.
  9. Donde solo cabe una actitud de permanente crítica y reproches, prepotencia y/o suficiencia, produce en el otro una profunda incapacidad para sentirse bien consigo mismo y junto al otro. Porque no cabe la complicidad, ni un fuerte sentido de pertenencia mutuo de un proyecto común.
  10. Creyentes y no creyentes sabemos que el hombre está formado por alma y cuerpo. Y ambos aspectos no solo son complementarios sino necesarios para ser un ser racional y espiritual al mismo tiempo. Dar la espalda a Dios y a lo espiritual en tu relación de noviazgo será de altísimo riesgo para que pueda llegar a éxito el futuro de vuestra relación. Porque el hombre y la mujer necesitan muchas veces del apoyo y la ayuda de Dios y que mejor que vivir esa ayuda juntos y de la mano.

En una pareja de novios, aunque quien decide “pedir al otro casarse” parece que es el que arriesga. Sin embargo, el verdadero riesgo y trascendencia está en el que decide «DECIR SI» después de que le han pedido matrimonio. En esa correspondencia cuando se cierra el círculo.

«El noviazgo ni corto ni largo. Sino con el tiempo justo para hacer equipo y donde quepamos los dos amándonos en libertad»
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